El primer control por ordenador de un planetario de este tipo se instaló en el Planetario de Madrid, estando dotado de ciertas prestaciones que no han sido superadas por los modernos equipos de control de hoy día. El sistema consta de dos ordenadores. Uno de ellos (el ordenador principal) genera la información, bien sea interpretando las órdenes que llegan desde el tablero de mandos, o por lectura de las órdenes de un programa de planetario grabadas previamente en un disco.
Esto se hace simultáneamente, de tal manera que va intercalando las órdenes de uno y otro origen en orden secuencial, según el tiempo en el que fueron generadas. Así es posible grabar un programa, modificándolo luego en tiempo real a la vez que se reproduce, algo que no es común en los sistemas actuales que obligan al usuario a elegir entre un modo de funcionamiento manual o pregrabado, pero que no pueden simultanearse ni permiten superponer secuencialmente unas instrucciones a otras.
El segundo ordenador, subordinado al anterior, recibe las instrucciones del primero y las ejecuta, coordinando todas las salidas a los distintos interfaces de aparatos, controladores y registros. Es el que envía las señales de control a los distintos interfaces de salida analógica, como motores paso a paso para los movimientos principales, mandos de triac para fuentes de luz, pequeños relés de motores auxiliares, controles por transistores para activación de pequeñas lámparas, etc.
En los últimos tiempos se han ido aplicando nuevas tecnologías a la proyección en los planetarios, y recientemente, la migración de los métodos analógicos de reproducción de imagen hacia las nuevas técnicas digitales, han acelerado este proceso en gran medida.
En cuanto a proyectores optomecánicos de estrellas, se instalan actualmente sistemas separados para la proyección de estrellas y de planetas, realizándose la conexión entre ellos, que anteriormente era mecánica o electromecánica, mediante medios electrónicos o por software. Para las estrellas se utiliza una sola esfera, dividida en dos hemisferios [Figura T1], y con menos campos estelares, generalmente 12, aunque algunos modelos para cúpulas de gran tamaño siguen utilizando 32 campos. Las esferas de estrellas actuales tampoco utilizan tantos ejes como en los modelos mecánicos, sino que el ordenador de control compone cualquier movimiento necesario con los tres ejes básicos de que está dotada la esfera, cada uno con su accionamiento de motores paso a paso.
Los planetas son, en estos modelos, proyectores individuales de dos ejes [Fig. T2], controlados por un ordenador que se encarga de calcular en cada instante su posición, dependiendo de la orientación de la esfera de estrellas. Ése era también el método utilizado durante un tiempo para el Sol y la Luna, pero las obstrucciones en su proyección ocasionadas por la esfera de estrellas recomendaron volver a incluirlos en el cuerpo central, en los modelos más completos. La separación de los planetas del cuerpo central evita toda la complicada transmisión por engranajes a cada punto del proyector. Estos proyectores de planetas se montan a una distancia determinada del centro, compensando el ordenador de control la corrección debida a la paralaje en cada momento y son movidos por motores paso a paso, en dos ejes. Esos ejes controlan la posición del cuerpo celeste sobre la cúpula, sincronizando sus movimientos con los de la esfera de estrellas.
Muchos de estos sistemas separados suelen permitir hacer zoom sobre los planetas y pueden representar no sólo los movimientos geocéntricos, sino los heliocéntricos e incluso planetocéntricos, hasta ahora imposible.
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