Placa que recuerda el nacimiento en Carrión de los Condes de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.
El pantocrátor en la fachada de la iglesia de Santiago en Carrión de los Condes.
Impresionantes esculturas sobre la entrada a la iglesia de Santa María de Villálcazar.
Según se narra en el Mío Cid, los infantes de Carrión celebran en Valencia sus bodas con las hijas del Cid, Elvira y Sol, atraídos por su dote. Al regreso, en el robledal de Corpes, las azotan y abandonan. El Cid pide justicia al Rey, desafía y hace dar muerte a los infantes.
El Monasterio de San Zoilo, -aprovechado en la actualidad como hotel donde almorzamos-, presenta amplio significado para los asistentes, al ser recuerdo y cuna religiosa de tantos miembros de la Compañía de Jesús y de forma especial de Don Quintín Aldea, a quien recordamos con entrañables cariño y gratitud.
En Carrión vieron la primera luz notables personajes como Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, según recuerda la placa.
Es ineludible visitar en Carrión la iglesia de Santiago. El pantocrátor localizado en la fachada es una de las joyas cumbres del románico español.
Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga
Hay que realizar una corta parada en Villalcázar de Sirga para deleitarse con la iglesia de Santa María, donde parecen permanecer todavía los caballeros templarios, que actuaban como verdaderos bancarios, al facilitar dinero a los peregrinos, que en la orden lo habían depositado. La iglesia es un reflejo de la importancia de aquellos monjes soldados. Los caballeros de Santiago sustituyeron más tarde a los del Temple.
La titular del templo es Santa María, cuyos milagros llegaron a ser famosos en la Edad Media. Alfonso X el Sabio refirió en sus Cantigas doce de ellos. El Camino de Santiago hizo una pequeña desviación al llegar al entorno para aproximarse a este lugar de tanta fama y devoción.
San Martín de Frómista
Al hablar del arte románico siempre viene a la memoria la iglesia de San Martín en Frómista.
Conocidas son las diversas y contrapuestas opiniones sobre los trabajos de reconstrucción de San Martín, con tanto detalle comentados por Pili Galiana, pero resulta evidente la impresión insuperable originada con su contemplación, que asombra por la sobriedad y líneas severas y traslada a una visión del pasado, ya lejano en el tiempo.
Alrededor de 1066, según la referencia que se ofrece en el testamento de la reina Doña Mayor, se funda el Monasterio de San Martín con su iglesia románica, época de plenitud de la población. En 1118 la Reina Doña Urraca, dueña del Monasterio, hace donación de éste y de su jurisdicción a los monjes benedictinos de Carrión. Desde el siglo XII hasta el siglo XV, Frómista estuvo dividida en dos jurisdicciones distintas: por una parte, el señorío eclesiástico que poseía el Abad de Carrión sobre el barrio de San Martín, y por otra, el señorío civil que ejercían los señores de Frómista sobre el resto de la villa.
En la Frómista medieval aparecen los tres motivos que más fama han dado al pueblo: San Telmo, el milagro y los judíos. Pedro González Telmo (1185-1246), conocido hoy como San Telmo, fue figura destacada del siglo XIII, y es invocado como patrono de las gentes del mar.
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