El respeto de la naturaleza como condición de posibilidad para el desarrollo humano integral

e) La “crisis ecológica: estado de salud ecológica del planeta”

Actualmente, vivimos una “crisis ecológica” que se caracteriza por los siguientes problemas medioambientales; crisis que tiene sus causas últimas en la “crisis ética” -que olvida que la naturaleza es un regalo para toda la familia humana-. Estos serían algunos de los “problemas de salud” de nuestro planeta, enumerados, directa o indirectamente, a lo largo del texto de la Caritas in Veritate:

El fenómeno del cambio climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos y catástrofes naturales, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales… Sin olvidarnos de los problemas derivados de las actuales demandas energéticas, que requieren el tren de vida de los países enriquecidos.

La situación es tan preocupante que Benedicto XVI afirma: “la paz y el auténtico desarrollo integral se ven amenazados por la crueldad del hombre y el descuido y abusivo uso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado a todos”.

Como indicador de la gravedad del problema, reseñar que la “crisis ecológica” ha tenido como consecuencia la aparición de los denominados prófugos ambientales, personas que deben irse de su medio natural -tienen que abandonar sus raíces y su cultura- a causa del deterioro que experimenta y de la imposibilidad de disfrutar libremente del patrimonio natural.

Frente a las migraciones de movilidad o laborales (donde se busca optimizar niveles de vida y/o mejoras profesionales), los prófugos ambientales pertenecen a un movimiento más global denominado migraciones de subsistencia. En las migraciones de subsistencia las poblaciones cambian de territorio, principalmente, por la imposibilidad de acceder al agua, por “concentrarse” condiciones imposibles de vida y carencias fundamentales. Según las Ciencias Sociales, las migraciones de supervivencia –en un tiempo no muy lejano– se caracterizarán esencialmente por escasez de agua y por la huida de los conflictos armados. Lo dramático del asunto es que esta movilidad –que también conlleva hambrunas– apenas sale en los medios de comunicación, puesto que no es un hecho políticamente relevante de cara a las políticas de inmigración y extranjería del primer mundo.

Recapitulando, hemos de tener presente que, en el momento actual, los movimientos migratorios (y no sólo este fenómeno sino otros muchos como guerras, conflictos y desigualdades) se deben a un uso indebido y abusivo por parte de los poderosos de la madre naturaleza. Los países empobrecidos (en el ámbito económico, social, cultural y medioambiental) lo son a costa del supradesarrollo económico y los altos niveles de bienestar de los países ricos. La degradación medioambiental (deforestación, desertización, falta de acceso al agua) está causada, en gran medida, por un crecimiento económico no sostenible y una mentalidad que empuja al consumo compulsivo. La encíclica reitera este hecho, recalcando como, desgraciadamente, estas cuestiones tienen consecuencias profundas: los Derechos Humanos para muchos hombres y mujeres del planeta son gravemente lesionados y el derecho a la vida, a la alimentación, a la salud y al desarrollo no pueden verse garantizados, ni siquiera, mínimamente.

 
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