La palabra repensar está de moda, pero sencillamente valdría con reflexionar.
Hoy día se está repensando todo. También habría que repensar la empresa, aunque cuando se repiensa algo en la empresa es casi siempre para cambiarlo. Así está ocurriendo con el tema de la célebre inteligencia emocional4. Ahora se habla de la inteligencia ejecutiva5: “ejecutivo brillante ante el resto de los miembros de su equipo, con talento para transformar las ideas en beneficios adquiridos mediante el aprendizaje”. No basta el conocimiento: para aplicarlo hábilmente se necesita la inteligencia. En resumen, se dice que “lo más importante no es dejar de medir el conocimiento, sino empezar a valorar la inteligencia”.
Las consultoras ya venden nuevas ideas: “nada menos que una revolución en la manera de identificar a las estrellas entre los empleados de nivel superior”. Todo ello con evaluaciones por medio de instrumentos de inteligencia ejecutiva y procedimientos que diferencien la inteligencia y los conocimientos; con el cuestionamiento de las Entrevistas sobre la Conducta Pasada (ECP)
No lo sé, pero parece evidente que no solamente hay que avanzar con las nuevas tecnologías, sino en la calidad de las personas como razón vital. En esa calidad están también los valores con su complejidad de discernimiento y aplicación. Ortega y Gasset ya decía que “la razón vital nos enseña a apreciar la vida por sí misma y los valores que le son característicos”. Aunque tengan tanta complejidad de discernimiento y aplicación. Lo peor es pervertirlos.
(4) Goleman D. “Inteligencia Emocional.
(5) Menkes J. “Inteligencia Ejecutiva. Ed. Urano.
![]() |