La vida cotidiana y el aprendizaje

Figura 5.

Figura 6.

En las aplicaciones prácticas (transformadores, motores, etc.) los materiales ferromagnéticos se diseñan para trabajar en el codo de la curva B-H, puesto que representan puntos en los cuales por un lado no conviene aumentar H dado que no se consigue un aumento elevado de B, y por otro lado tampoco conviene disminuir H puesto que en este supuesto el campo B disminuiría muy rápidamente.

Bien, pasemos del comportamiento del material ferromagnético a analizar distintos aspectos de la vida cotidiana. Por ejemplo, supongamos que queremos comprar un móvil nuevo. Desde mi punto de vista, un teléfono móvil sirve para llamar y recibir llamadas, por lo que las únicas características importantes que debe reunir es que tenga una buena agenda, que la batería le dure mucho tiempo sin recargarla, y que sea pequeño y manejable. Aspectos como que disponga de cámara de fotos integrada o que tenga tropecientos multitonos e imágenes los considero “tonterías” que no aportan nada a la función principal de un móvil, que sigue siendo llamar y recibir llamadas. Pues bien, cuando uno grafica colocando en el eje X el coste del móvil, y en el eje Y las prestaciones del móvil, resulta que sale una gráfica idéntica a la curva B-H de un material ferromagnético. Hay una zona lineal con unos móviles muy baratos, pero muy malos (agenda con 10 números, batería que dura menos de un día, tamaño inmanejable, etc.). A poco dinero más que me gaste, voy a conseguir un incremento de prestaciones sustancial. También hay una zona de saturación, donde el móvil trae hasta la última “pijada” que no aporta nada a la función principal del móvil y que hace al móvil tan fashion como caro. ¿Qué móvil me debo de comprar? Pues evidentemente uno que esté situado en la zona del codo, donde tenga unas prestaciones razonables (duración de la bateria, agenda, tamaño) y un precio razonable. El incremento de prestaciones de los móviles situados en la zona de saturación no compensan el incremento de precio que tienen.

¿Y qué decir del proceso de estudio de un alumno? Pues resulta que también responde a una curva similar, donde en el eje X colocamos el número de horas seguidas que un alumno estudia y en el eje Y el aprovechamiento que saca a su estudio (ver Figura 7). En la zona lineal, pongamos entre 0 y 2 horas, el alumno todavía está fresco y saca partido al estudio. Dejar de estudiar cuando uno lleva 1 hora de estudio es claramente desaprovechar el aumento de rendimiento que se sacaría estudiando más tiempo. Por otro lado, en la zona de saturación, pongamos entre 5 y 7 horas, el efecto es similar a darse cabezazos contra la pared. Uno está tan cansado, que por mucho que esté delante de un libro, no va a aumentar su rendimiento. ¿Dónde está el óptimo? Nuevamente en el codo, pongamos entre 2 y 5 horas. Cuando uno lleva 3 horas seguidas estudiando, lo mejor que puede hacer es descansar un tiempo, dándose un paseo, haciendo un poco de deporte, o con cualquier otra actividad que descanse la mente, para luego continuar estudiando otro rato más con gran aprovechamiento académico. Después de lo explicado, no es de extrañar que no estudiar al día y dejar el estudio para los últimos días antes de un examen suponga entrar directamente en el agujero negro de la zona de saturación de la curva, y conduzca inevitablemente al fracaso académico.

Me atrevería a decir que cualquier aspecto del ser humano y de la vida cotidiana tiene el mismo comportamiento no-lineal que presenta un material ferromagnético. La elección y el diseño correcto se encontrará siempre sobre el codo, con un adecuado compromiso entre coste (eje X) y beneficio (eje Y). Y es que, ¡hay que ver lo que se parecen muchos aspectos del ser humano y de la vida cotidiana a los aspectos técnicos que impartimos dentro de un aula!

 
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