La vida cotidiana y el aprendizaje

Figura 4.

¿Por qué los ingenieros hablamos en porcentaje?

Todo el mundo opina que los ingenieros somos bichos raros (salvo los ingenieros, evidentemente). Es conocida nuestra habilidad para hacer chistes que sólo nos hacen gracia a nosotros, a ingenieros. Usando una palabra inglesa que se ha puesto de moda últimamente, freaky, cuya traducción al castellano es ‘peculiar’, pues sí, dicho sin intención de ofender los ingenieros somos freakies, en mayor o menor medida somos personas cuya formación nos ha hecho peculiares.

Una de nuestras peculiaridades es que nos gusta cuantificar, cuanto más mejor (valga la redundancia, cuantificando las veces que cuantificamos). Y además lo que realmente nos hace ilusión y nos motiva es cuantificar en porcentaje. Por ejemplo, no es adecuado decir que el salón mide 21.5 m2. ¡Falso! Lo que realmente mide el salón es un 35% más que la cocina. ¿Cuánto te ha costado el frigorífico nuevo? Un 10% más barato de lo que te costó el tuyo. Y así indefinidamente en cualquier aspecto de la vida cotidiana.

¿Cómo explicar o justificar esta fijación obsesiva del ingeniero de medir todo en porcentaje? La mejor forma de mostrar intuitivamente por qué los valores absolutos no significan nada, y que la verdadera información la dan los valores relativos la encontré dentro del libro ‘Las trampas del deseo’ de Dan Arielly, libro sensacional cuya lectura recomiendo. En la Figura 4, si alguien nos pregunta si el círculo central es grande o pequeño, ¿qué respondemos? Pues si miramos el dibujo de la izquierda, diremos que es grande, y si miramos el de la derecha, diremos que es pequeño, cuando en realidad, los dos círculos son iguales. El círculo será grande o pequeño en comparación con lo que tenga a su lado. La mente humana está programada para comparar, y tomar decisiones en función del valor relativo de las cosas con respecto a las cosas circundantes. Es por eso que las magnitudes en porcentaje aportan mucha más información que las magnitudes en valor absoluto.

Teniendo en cuenta la programación de la mente humana para comparar en modo relativo, dentro de las recomendaciones útiles aportadas en el libro del Dan Arielly figura: “procure siempre que su pareja tenga algún herman@ cuya pareja tenga graves problemas de productividad; de esta manera usted saldrá siempre ganando en las inevitables comparaciones”.

¿Por qué es similar el diseño del estudio al proceso de compra de un móvil y a un material ferromagnético?

Los medios ferromagnéticos son medios no lineales que se caracterizan por la curva de magnetización B-H. Supongamos una bobina arrollada sobre un material ferromagnético, tal y como se representa en la Figura 5. La curva B-H del material se obtiene representando gráficamente la intensidad magnética H y el campo magnético B obtenidos para los distintos valores de corriente de la bobina. La Figura 5 contiene la forma que tiene la curva B-H de los materiales ferromagnéticos. Se pueden distinguir tres regiones:

Para valores bajos de H, el material se comporta de forma aproximadamente lineal.

Para valores muy altos de H, el material se encuentra saturado: por mucho que se incremente la intensidad magnética H (incrementando la corriente I de la bobina), el valor de campo B apenas aumenta.

La zona situada entre la región lineal y la región de saturación se denomina codo de la curva B-H.


(1) Si el lector es un programador novel, tenga la bondad de aprovecharse de los errores ajenos y nunca comparar un número double de la manera comentada. La manera correcta de hacer dicha comparación es preguntar si el valor absoluto de la diferencia entre ambos valores es suficientemente pequeña, pongamos 10-10. En lenguaje C sería algo así como if( fabs(a-b) < 10 -10){

 
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