La respuesta a las necesidades u oportunidades de negocio identificadas es el diseño de un sistema que las satisfaga. Los ingenieros deben analizar esa necesidad u oportunidad de negocio y definirla en forma de requisitos que permitan el diseño y posterior producción del sistema, que será utilizado hasta que llegue el momento de su retirada de servicio, si no es directamente consumido por el uso. El ciclo de vida de los sistemas se refleja en la Figura 1.
La transformación de la necesidad u oportunidad de negocio identificada en el sistema que la satisface de manera eficaz y eficiente a lo largo de toda su vida operativa es el proceso de ingeniería de sistemas, representado en la Figura 2.
Muchos sistemas son costosos y complejos, de largo ciclo de adquisición y de muy largas vidas operativas. Con el uso los sistemas pierden prestaciones o capacidades tanto por la degradación natural de sus subsistemas y elementos como por las obsolescencias tecnológicas y funcionales que se presentan, derivadas en parte de la evolución de las necesidades del usuario; esa pérdida de prestaciones, sumada a la evolución de las necesidades del usuario, da lugar a la denominada brecha de capacidades, como se muestra en la Figura 3.
Ese tipo de problemática dio lugar, hace unos años, al establecimiento de programas de refresco de tecnología, cuyo objetivo es mantener adecuadamente actualizadas las prestaciones de los sistemas, en la medida de lo técnica y económicamente posible. El programa de refresco de tecnología se define como el esfuerzo orientado al reemplazo continuo de elementos de un sistema, en especial los elementos disponibles comercialmente, conocidos como Commercial-off-the Shelf (COTS), para asegurar una eficaz y eficiente soportabilidad del sistema durante su vida operativa. Las acciones de refresco de tecnología pueden ser actualizaciones, mejoras o inserciones de tecnología (ver Figura 4).
Por actualizaciones de tecnología se entienden los cambios que incorporan nuevos productos para mantener capacidades actualizadas y/o evitar problemas de obsolescencia por fin de vida. Si tomamos como ejemplo un tren, la incorporación de una nueva versión del software embarcado o el reemplazo de un elemento ya no disponible por el de la siguiente generación, compatible con el anterior pero que no supone un aumento sensible de prestaciones o capacidades, son actualizaciones de tecnología.