En esta línea tecnológica, el libro dedica varios capítulos a revisar las fuentes energéticas actuales, intentando responder a las preguntas que están en el aire:
El lector del libro podrá comprobar la diversidad de opiniones y percepciones sobre el potencial y el riesgo de las diversas tecnologías – y muy especialmente sobre la energía nuclear – que existe entre profesionales especializados. Éste es uno más de los desafíos de la actual encrucijada energética.
Otro aspecto de vital importancia para alcanzar la sostenibilidad energética es la investigación y desarrollo, necesario para tecnologías como la de captura de dióxido de carbono, las diversas tecnologías renovables, el tratamiento de residuos radioactivos, la disminución de emisiones en el uso de combustibles fósiles, las pilas de hidrógeno, el coche eléctrico, etc.
El acceso universal a formas modernas de energía supone un reto fundamental para nuestra sociedad que, por una fracción del coste total del sistema, mejoraría radicalmente las condiciones de vida y oportunidades de desarrollo de casi el 50% de la población mundial.
Es crucial que los ciudadanos exijan, mediante sus votos y la presión social, una utilización sostenible de la energía. De otro modo corre el riesgo de ser utilizada como un mero concepto con el que etiquetar de forma superficial las políticas y decisiones vinculadas a la energía, sin que éstas tengan un verdadero calado en la construcción de auténticas soluciones.
Este tema contiene 5 capítulos y está dedicado al análisis de la sostenibilidad de la vivienda y el lugar de trabajo en sus áreas de incidencia: construcción (materiales, arquitectura, urbanismo), consumos (energía, agua, etc.) y emisiones (residuos).
En la búsqueda de mejorar la sostenibilidad en la vivienda, los ingenieros y arquitectos deben trabajar conjuntamente, contemplando la vivienda como un sistema complejo. Las administraciones públicas, que imponen las normas técnicas y urbanísticas y planifican el desarrollo urbano, y las compañías de suministro de servicios (telefonía, electricidad, agua, etc.) tienen también una parte muy importante de responsabilidad.
El consumo de energía en el sector doméstico supone alrededor del 17% del consumo energético total en España, por lo que una disminución pequeña del mismo supondría un ahorro energético global de magnitud considerable. Múltiples mejoras son posibles en los diversos usos energéticos en la vivienda: calefacción, agua caliente, electrodomésticos, iluminación, etc.
La sostenibilidad del recurso hídrico requiere una modificación de la gestión de las redes de agua (depuración, coste energético, pérdidas) y de su uso (buenas prácticas y empleo de dispositivos en el hogar como sanitarios de descarga ultrabaja, lavadoras de ropa eficientes, etc.).
En la gestión de residuos, la UE promueve como objetivo prioritario el principio de las cuatro “R”: reducción, reutilización, reciclaje y recuperación. La colaboración ciudadana es indispensable para lograr el éxito.