Estudio del fenómeno del mareo, desde los factores psicológicos hasta el emplazamiento en el buque

Figura 4.

Figura 5.

Las náuseas y vómitos cíclicos son característicos en los encuestados. Pueden estar precedidos de bostezos, hiperventilación, salivación, palidez, sudación fría abundante y somnolencia. Puede presentarse aerofagia, vértigo, cefalea, malestar general y fatiga. Cuando aparecen las náuseas, el paciente se encuentra débil y es incapaz de concentrarse. Con la exposición prolongada al movimiento, el paciente se puede adaptar y recuperar el bienestar. No obstante, los síntomas pueden volver a aparecer si aumenta el movimiento o se reanuda tras una parada breve. La cinetosis prolongada con vómitos puede provocar hipotensión arterial, deshidratación, inanición y depresión. La cinetosis puede ser una complicación grave en pacientes con otras enfermedades.

El estar cansado y tenso aumenta la vulnerabilidad frente al problema. Es posible que las sensaciones del malestar tengan un carácter personal y psicológico. Algunas personas sienten el mareo más que otras en la misma situación. El concepto de hombre dual con cuerpo y mente, donde el individuo es considerado como una unidad psicosomática, define las emociones que desencadenan alteraciones corporales, mecanismos descritos desde el punto de vista fisiológico. Actualmente la relación entre psique y soma puede ser tomada desde perspectivas desiguales. La primera, que compete más a la neurología, se refiere a las enfermedades que ejercen una acción directa o indirecta a través de estados tóxicos sobre el cerebro. La segunda es la reacción a la pérdida de salud, concretamente, el estado psicológico consecuencia de la enfermedad médica y entra más en el campo de la psiquiatría. La tercera sería aquella donde la enfermedad es consecuencia total o parcial de la percepción, y es la perspectiva asumida desde la medicina psicosomática actual. Ha habido personas que han conseguido mentalizarse y evitar indisposiciones. En cualquier caso, parece recomendable no pensar en ello, intentando concentrar el pensamiento en situaciones agradables. Existen terapias de acostumbramiento al mareo a base de enfrentarse a los mismos e ir dominándolos poco a poco.

La edad de las personas es muy importante y decisiva a la hora de hacer un estudio sobre el mareo. El Sea Sickness cinético raramente afecta a los niños pequeños, pero a partir de los dos años de edad la sensibilidad a éste aumenta sustancialmente. A partir de los doce años la sensibilidad vuelve a disminuir, aunque algunos adultos siguen sufriendo este problema a lo largo de su vida. Los adultos suelen experimentar más susceptibilidad al cinético. A menor edad hay una mayor probabilidad de mareo, como es bien conocido por los padres. Pero es cierto que a los niños se les debe dejar a su aire, ya que instintivamente, cogen las posturas más convenientes. Sin embargo, los recién nacidos y los niños de hasta los dos años aproximadamente no sufren este problema. A partir de esa edad va aumentando la sensibilidad y los niños se suelen marear más que los adultos. En los adultos va reduciéndose el problema y en las personas mayores vuelve a incrementarse.

Las personas que se marearon, habiendo visto anteriormente a otras personas mareadas, con respecto al total de mareados, fueron setenta y tres. Un hecho bastante singular en la encuesta es que la mayoría de los mareados nunca fueron los primeros en hacerlo, aseguran que existían más mareados antes de que ellos sufrieran los efectos del movimiento del barco. La mayoría opinaba que de no haber visto a otras personas mareadas, ellos no se hubieran mareado. La visión de otras personas mareadas, contagio psicológico, es un punto poco estudiado, pero que parece de vital importancia. Aunque es un factor dependiente de la persona encuestada, se puede decir que el ser humano es un ser social y como tal siempre hay un factor mental que puede inclinar la balanza hacia un lado o hacia otro.

El noventa y uno por ciento de las personas predispuestas a marearse terminaron mareándose; mientras que solo el nueve por ciento de las personas que no habían pensado en marearse, acabaron mareándose.

 
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