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Toma de posesión de Mariano Ventosa Rodríguez como Director de la ETSI ICAI

La cohesión interna de la Escuela ya no me preocupa mucho. Hace doce años que se produjo la fusión de centros y los problemas de integración están superados.

En la Universidad tenemos valores comunes ampliamente compartidos, pero persisten problemas culturales de entendimiento. Para superarlos hay que conocerse mejor, y la mejor forma de conocerse es trabajando hombro con hombro en proyecto interdisciplinares. Tampoco viene mal identificar las diferencias de cultura y sus motivos, y voy a hablar un poco de este tema.

El choque cultural entre ciencias y letras

La brecha entre ciencias y letras se produce en la adolescencia. Los que abandonan las matemáticas y la física eligen un camino más asequible, pero que tiende a ser irreversible. Esta brecha tan temprana hace que no sean comparables las notas del colegio ni las de la selectividad, y a partir de ahí tampoco las de la carrera. Pero no sólo es un problema de notas y carreras: el efecto se palpa a diario en la sociedad.

Para ilustrar la situación imaginemos una cena entre amigos en un restaurante. Se habla de lo mal que va la economía, la justicia y la política, con el mismo entusiasmo con que se comentan las maravillas de un coche, del último móvil, o de viajar en AVE. Siempre hay quien sugiere que los ingenieros deberíamos estudiar más humanidades, o derecho, o lo que sea. Por último, alguien te pasa la cuenta para que hagas la división, diciendo “es que yo soy de letras”.

Podría hablar de las implicaciones que la cultura tiene en muchos aspectos cotidianos de la Universidad, como por ejemplo la discusión sobre modelos cualitativos o cuantitativos, discretos o continuos. Pero voy a ceñirme sólo a uno especialmente sensible para mí: el de la valoración del éxito o el fracaso académico. Aquí la brecha se acentúa, pues es complicado transmitir el nivel real de “dificultad” al que no la ha experimentado en sus carnes.

El éxito académico en Ingeniería

El éxito académico en ICAI es muy alto comparado con otras escuelas de Ingeniería, pero es menor que en otros estudios de la Universidad. Aunque en todas las universidades se produzca un efecto similar, algunos te siguen diciendo: lo haces mejor que los otros, pero todos lo hacéis mal. Las perversiones habituales son echar la culpa a los profesores o a las admisiones de alumnos.

Es duro tener que oír cosas así, especialmente de gente que no ha cursado física o matemáticas. Imaginad que alguien, que viene de nadar en una piscina, te echa en cara que has tardado mucho en atravesar el río Amazonas. Mientras te sacudes de encima las pirañas es fácil que se te escape alguna inconveniencia.

En cualquier disciplina es difícil y muy meritorio ser un buen profesional. Pero los méritos mínimos necesarios para acceder a cada profesión son muy diversos, y en particular en la Ingeniería son inevitablemente más altos que en otros campos. Que algunos no lo entiendan sólo se explica por problemas culturales.

Si la alternativa a cursar matemáticas y física fuese tener que dominar el griego y el latín, sospecho que se equilibrarían mucho tanto el número de vocaciones como el nivel de fracaso entre ciencias y letras, y podríamos entendernos mejor al hablar de dificultad. Pero mientras que en el lado de las letras se han podido allanar las barreras de entrada, nosotros no podemos hacerlo.

 
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