Es muy frecuente hoy en día despreciar el honor de las personas y sin embargo respetar todas las ideas, por absurdas que sean. Por el contrario, en esta Universidad –como en todas- se debe respetar a las personas mientras sus hechos no sugieran lo contrario, y se deben cuestionar las ideas mientras los hechos no demuestren su validez. Voy a dar a todos la oportunidad de cuestionar mis ideas, analizando algunos temas que me parecen importantes. Si en algo exagero, será para resultar más claro y más ameno.
La Dirección
La Dirección lleva aparejada un cierto poder. El poder para hacer cosas ha sido un reto apasionante. El poder sobre las personas me ha dado sobre todo disgustos y preocupaciones. Pienso que disfrutar con el poder sobre las cosas es propio del ser humano, más aún siendo ingeniero; sin embargo, disfrutar con el poder sobre las personas parece cosa de mala gente.
Según el director de orquesta Von Karajan “el arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta”. El Director debe ser sobre todo facultativo, no dificultativo. Debe ayudar, o al menos no estorbar. La responsabilidad exige ejercer la autoridad, pero hay que hacerlo sólo cuando sea imprescindible.
Como valoro mucho la iniciativa, fue un hallazgo la cita de Santa Teresa “Si tienes una idea, hazla. Es más fácil pedir perdón que pedir permiso”. Que esto lo dijera una Santa me tranquiliza mucho. Naturalmente, actúas bajo tu responsabilidad, que para eso está.
Napoleón decía “Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”. En efecto, una comisión es buena para asesorar pero no para decidir, pues nadie asume plenamente la responsabilidad de las decisiones.
Tomar decisiones deprisa y bien no es fácil. Se aprende haciéndolo y equivocándose, como pasa con todo. A mí me ha sido muy útil plantearme las dudas desde el papel que represento, y no desde la persona que soy, es decir, preguntarme qué haría un buen Director del ICAI en cada situación. Si conoces bien la Escuela, la respuesta suele ser rápida y acertada.
La disciplina
Es más sencilla con los alumnos que con el personal, porque al no haber implicaciones laborales, la autoridad del Director es muy amplia. Sea como sea, no puedes tolerar faltas de honradez, de respeto o de profesionalidad. Siempre hay que actuar, y siempre de forma justa y proporcionada. Para no tener que actuar mucho, que sea evidente la determinación del Director.
Es interesante la reflexión de Maquiavelo sobre si es mejor que un príncipe sea amado o temido. Él argumenta que sería mejor ser amado, pero eso no se puede garantizar, pues el corazón de la gente es caprichoso. Sin embargo, está en la mano del príncipe ser temido. Así que concluye: “intenta ser amado, y asegúrate de ser temido”.
Responsabilidad y docencia
La responsabilidad ha aparecido varias veces en mi discurso. Es la única barrera que debería impedir a una máquina sustituir a una persona en una función. Cualquier otra cualidad humana, como la inteligencia o el lenguaje, se puede o podrá emular. La existencia de criterios éticamente conflictivos en la toma de decisiones exige que una persona se haga responsable de dichas decisiones. Por eso una máquina puede pilotar un avión, y no puede hacer de juez.
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