Home > Avelino Brito, Director General de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR)

En esta entrevista queremos que conozcáis a nuestro compañero Avelino Brito Marquina (promoción 1986) que en octubre de 2011 fue nombrado Director General de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) después de ocupar, entre otros, los puestos de Director General Adjunto, Subdirector General y Director de Organización y Operaciones.

¿Puedes contarnos cuál fue tu principal motivación para estudiar Ingeniería?

Antes de empezar mis estudios de ingeniero tenía la idea de que la ingeniería era una de las formaciones más completas posibles, especialmente si las inquietudes se centraban, como era mi caso, en el ámbito de las ciencias. La realidad, tras años de estudio que recuerdo como muy duros, no sólo confirmó aquellas expectativas, sino que incluso las superó, sin ninguna duda, y yo que nunca me tuve por una mente privilegiada, en los momentos de la verdad, los de enfrentarse a aquellos exámenes, hasta me hubiera conformado con menos.

Creo que los conocimientos y la formación que recibimos los ingenieros, y la actitud ante el trabajo y ante la vida que aprendimos en nuestra escuela, son sencillamente excepcionales, y son los ideales para actuar en la sociedad que nos rodea, y muy particularmente en el entorno económico. Y esto en un país en el que, como dicen muchos ingenieros, nunca ha habido buenos tiempos para la ingeniería, afirmación que encierra la realidad de un déficit histórico en la creación de conocimiento tecnológico e iniciativa empresarial, que apenas ha empezado a corregirse en las últimas décadas.

"Entre los Ingenieros del ICAI hay algo diferente que tiene que ver con un fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo humano del que nos sentimos muy orgullosos"

¿Por qué elegiste ICAI para realizar sus estudios?

Estoy convencido de que el nivel medio de los ingenieros en España, de todas sus escuelas, es muy alto, y es algo de lo que todos nos debemos sentir orgullosos. No es casualidad que tantos ingenieros españoles hayan desarrollado proyectos empresariales que triunfan en el mundo o que ocupen puestos destacados en primeras compañías multinacionales, ya muchas de ellas, españolas.

Sin embargo, con gran aprecio a todas las demás escuelas de ingenieros, y sin pretender enfadar a los que no estudiaron con nosotros, creo que entre los Ingenieros del ICAI hay algo diferente, que no es fácil de explicar, pero que tiene que ver con un fuerte sentimiento de pertenencia a un grupo humano del que nos sentimos muy orgullosos, y que no se entiende sin los valores humanos y cristianos de nuestra Universidad.

¿Qué aspectos de la formación que recibiste en ICAI consideras que te han resultado más útiles a lo largo de tu vida profesional?

Aspectos muy valiosos, muchos de los cuales se reforzaron con el Máster en Administración y Dirección de Empresas que cursé en ICADE. Más allá del importante y alto nivel de los conocimientos técnicos, mi paso por el ICAI me dio la formación profesional y personal para aprovechar plenamente cada oportunidad de aprendizaje que me ha presentado la vida, desde unos valores firmes y claros. Trabajando en AENOR puede imaginarse que estoy algo familiarizado con el concepto de mejora continua; pues bien, la formación en ICAI e ICADE me ha permitido aplicarlo como forma de vida.

¿Nos puedes describir tu trayectoria profesional hasta alcanzar tu puesto actual? ¿Por qué comenzaste a trabajar en AENOR?

Mi entrada en el mundo profesional prácticamente coincidió con la creación de AENOR. Me pareció una iniciativa nueva y apasionante, que aportaría mucho al progreso de España en un momento en que entrábamos en la entonces Comunidad Económica Europea; pero todavía estábamos a distancia de otros países de Europa Occidental. El desarrollo posterior de AENOR no ha defraudado aquella expectativa.

Así, ingresé en AENOR en 1987, en el área de desarrollo de normas técnicas: la Normalización. Pronto me adjudicaron la responsabilidad de la actividad de Normalización en el sector eléctrico y electrónico en un momento de enorme producción de normas, ya que a fin de cuentas, había que adaptar todas nuestras normas al nuevo entorno europeo.

Tras varios años, quise probar otros campos de actividad, fui consultor en una empresa multinacional, y después me incorporé a Logistic Activities S.A., hoy FCC Logística, como Director de Organización y Sistemas. Ambas experiencias fueron extraordinariamente interesantes, la primera, más formativa que el mejor de los Máster, la segunda, apasionante, y en donde probablemente he sido más ingeniero, por el papel de las tecnologías en la mejora de los procesos.

En 2001 regresé a AENOR como Director de Organización y Operaciones. Posteriormente me desempeñé sucesivamente como Subdirector General y Director General Adjunto; hasta octubre del año pasado, cuando los Órganos de Gobierno de AENOR decidieron darme su confianza y me ofrecieron la Dirección General.

¿Qué ha supuesto para ti asumir la responsabilidad de la Dirección General de AENOR?

Es un reto muy ilusionante y me considero un privilegiado por haber sido el depositario de la confianza de los miembros de AENOR para esta responsabilidad. La asumo con gran ilusión pero también con mucho respeto y un poco de vértigo. Ilusión porque en AENOR he pasado buena parte de mi vida profesional, y para ser precisos, habría que decir también de mi vida privada. Alrededor de AENOR he conocido una excepcional comunidad de personas; y, además, creo en la función social de AENOR.

De ahí el punto de vértigo al que me refería antes, por lo mucho que representa la palabra AENOR, y por la importancia de su función social. El trabajo que desarrolla AENOR tiene una influencia positiva en la competitividad de las empresas y la economía española, la seguridad de las personas y la protección del medio ambiente.

Y esto, en un mundo muy diferente al de hace 25 años, cuando nació AENOR. En este mundo de economías globalizadas, de crisis que también lo es en el terreno de los valores. Pero también en esta España más desarrollada que nunca en su historia, país de calidad, con grandes empresas multinacionales, y que en algunos ámbitos del conocimiento se codea ya de igual a igual con los países más avanzados.

Ahora que AENOR cumple 25 años, ¿nos puedes hacer un breve balance de su trayectoria y su importancia en la sociedad española?

El balance es, bajo mi punto de vista, extraordinario. Cuando me incorporé a AENOR éramos un pequeño equipo humano en una modesta oficina, intentando entender cómo atender las expectativas de las empresas, las Administraciones Públicas y los demás miembros de AENOR, a través de unas herramientas, la normalización y la certificación, tan novedosas entonces para nosotros.

Eran conceptos muy poco conocidos en aquel momento, pero necesarios para que nuestras empresas pudieran competir en el nuevo escenario que se abría con la incorporación a la entonces Comunidad Europea.

Ahora el panorama es diferente: tenemos más de 20.000 clientes en más de 60 países, una plantilla de 900 profesionales, presencia permanente en 12 países fuera de España y una gran variedad de servicios.

En Normalización, el catálogo de normas técnicas casi alcanza las 30.000, muchas de ellas en ámbitos que por aquel entonces ni imaginábamos, como por ejemplo el medioambiental o el social.

En certificación, AENOR ha emitido más de 65.000 certificados. Seguimos certificando productos industriales pero también otros destinados al consumidor, así como servicios; ahí tenemos por ejemplo el transporte de pasajeros. Y hemos desarrollado otras líneas de servicios, como la formación, la información o la cooperación internacional.

Se puede decir que en estos 25 años, y a pesar de las recientes dificultades, ha tenido lugar el mayor periodo de desarrollo económico y social de nuestra historia. AENOR ha sido testigo privilegiado del excepcional salto hacia la modernidad en la gestión de las empresas españolas, a través de las normas y los modelos de la gestión de la calidad, el medio ambiente y la sostenibilidad, la seguridad, el I+D+i o la accesibilidad.

" El trabajo que desarrolla AENOR tiene una influencia positiva en la competitividad de las empresas y la economía española, la seguridad de las personas y la protección del medio ambiente"

El tejido económico español, ¿hace en general un uso suficiente del capital que suponen las normas técnicas?

Creo que no, posiblemente porque nuestra economía ha tenido históricamente un déficit en lo industrial y tecnológico. En los países más desarrollados la normalización es más antigua, más fuerte, más conocida y la utilizan en beneficio de sus empresas y sus economías. La normalización es el puente que une las ideas y la I+D+i con el mercado y tal vez ahí esté el origen de la cuestión.

Nuestra economía también ha tenido un déficit histórico en cuanto a la internacionalización. La normalización es una herramienta de marketing de país para la internacionalización de nuestras empresas. Si algún pensamiento me resulta motivador en relación con el potencial de la normalización española es el hecho de que nuestro idioma lo hablan otros 400 millones de personas.

En este aspecto, AENOR ha hecho un esfuerzo extraordinario para hacer disponible en nuestro idioma el cuerpo normativo europeo e internacional y para impulsar la participación de las empresas españolas en los foros internacionales, en particular de las pequeñas y medianas empresas. Por otra parte, algunos de los proyectos de normalización que hemos hecho en España son la base para hacer normas de aplicación europea o mundial en campos como la accesibilidad física, la innovación o el ecodiseño.

¿Cómo evalúas la actividad de formación y editorial en el papel de AENOR como difusor de la cultura de la calidad?

La actividad de formación que desarrolla AENOR es una consecuencia de la normalización y la certificación. El objetivo de una norma consiste en plasmar en un documento el conocimiento, la experiencia y el acuerdo sobre un tema concreto. A veces es un resultado necesariamente muy técnico y por eso es tan importante la pedagogía asociada a una norma. Por su parte, la evaluación de la conformidad crece con nuevos productos y servicios que necesitan ser explicados. Las empresas requieren saber cómo se hace eso, qué consecuencias tiene y cómo se implanta en su organización. Por nuestro centro de formación pasan más de 5.000 alumnos al año y tenemos un catálogo de servicios que creo es uno de los de referencia en la formación tecnológica en España.

En lo que respecta a la actividad editorial, es consecuencia del mismo concepto y básicamente tiene dos partes: la edición de las normas y la editorial de trabajos relacionados con la normalización y la evaluación de la conformidad.

Dentro de esta labor de difusión no puede dejar de mencionarse que estamos proporcionando un servicio muy valioso a las empresas a través de nuestro Centro de Información, ya que atendemos gratuitamente más de 25.000 consultas al año sobre las normas.

¿Consideras que las actividades y objetivos de AENOR se han visto afectados por la crisis económica?

En los objetivos básicos, no, en las actividades sería imposible que no fuese así. La crisis ha terminado con muchas empresas y ha disminuido muy notablemente los niveles de producción, en unos sectores más que en otros. A pesar de ello, el impacto en nuestra actividad ha sido menor del que correspondería a la realidad actual.

La organización que se certifica con AENOR hace una apuesta seria por la calidad en sentido amplio y por la mejora continua. Forma parte esencial de su forma de hacer las cosas y de su capacidad de competir. Por ello es difícil que renuncien a la misma.

Respecto a la normalización, la implicación y el interés de las organizaciones privadas y públicas no sólo se mantiene, sino que se extiende hacia sectores que hasta ahora no habían contemplado a la normalización como un apoyo eficaz; posiblemente por desconocimiento. Sin embargo, lo que mencionaba al principio de mi respuesta hace que también se vea afectada.

¿Nos puedes resumir cuales son los objetivos y líneas de actuación de AENOR cara al futuro?

La normalización es un elemento clave de la competitividad de nuestra economía. Hay que hacer un esfuerzo extraordinario para comunicar a las empresas e instituciones el valor de la normalización, porque con ella se juegan ni más ni menos que su papel en el mundo en cuanto a su posicionamiento tecnológico e industrial.

En certificación, la línea de actuación es la internacionalización, que no es algo nuevo. Hoy tenemos presencia en 12 países fuera de España, y comenzamos hace más de quince años con nuestra oficina en México. En las dos últimas décadas, las empresas españolas han llevado a cabo un exitoso proceso de internacionalización, que seguramente la crisis ha venido a acelerar. AENOR, como testigo de la calidad de las empresas españolas, debe estar presente allí en donde ellas estén o en los mercados a los que las empresas españolas exporten sus productos. Yo creo, sin ninguna duda, que la marca España requiere de un gran certificador español.

Pretendo llevar a cabo un esfuerzo especial en la actividad editorial. Su futuro pasa por el uso de las nuevas tecnologías, para hacer más barato, sencillo y eficaz el acceso a la información que contienen las normas para las empresas, las instituciones y todos los colectivos que necesitan usarlas. Ésta será una de mis prioridades: tratar de atender, de la manera más eficaz y más accesible, la demanda de acceso a la información normativa.

¿Cuáles son los principales retos a los que te has enfrentado a lo largo de tu carrera profesional?

Como tantos ingenieros, en España y en todo el mundo, la parte más importante de mi carrera comprende responsabilidades inherentes a la gestión y no tanto a la ingeniería pura. Las relaciones humanas me han proporcionado algunos de los momentos más gratos de mi carrera, pero también algunos de los retos más complicados de gestionar.

"AENOR mantiene, desde el año 2005, un acuerdo de colaboración con el Colegio Nacional de Ingenieros del ICAI mediante el cual sus colegiados disfrutan de descuentos en la adquisición de normas UNE y de publicaciones de AENOR"

AENOR es un generador de conocimiento, en lo tecnológico y en materia de gestión, en ámbitos extraordinariamente diversos. Ese conocimiento procede de los miles de expertos que colaboran con nosotros haciendo las normas, y en los casi 900 profesionales que integran nuestro equipo humano, procedentes de muy variadas disciplinas. Obtener el máximo de ellos, mejorando cada día, es un reto apasionante que te permite vivir grandes experiencias; y además, con el acicate de saber que el trabajo de AENOR tiene un impacto real en la competitividad de nuestras empresas y en la protección y seguridad de las personas y del medio ambiente.

¿Cómo ves a los ingenieros industriales españoles frente al resto y, más en concreto, a los Ingenieros del ICAI? ¿Cuál es su valoración dentro de AENOR?

Al principio de la entrevista hablé del valioso bagaje que acompaña a cada ingeniero del ICAI. Respecto al conjunto de la comunidad de los ingenieros en España, en AENOR somos muy conscientes de que sin un colectivo importante -en cantidad y calidad- de ingenieros, no es posible un desarrollo económico sobre bases sólidas. Por ello, desarrollamos permanentemente líneas de colaboración que les apoyen en su trabajo.

AENOR mantiene, desde el año 2005, un acuerdo de colaboración con el Colegio Nacional de Ingenieros del ICAI mediante el cual sus colegiados disfrutan de descuentos en la adquisición de normas UNE y de publicaciones de AENOR. Además, precisamente en estos momentos, AENOR está trabajando con la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE para que los alumnos puedan tener información referente al catálogo de normas UNE.

En general, el colectivo de los ingenieros industriales participa activamente en las actividades de AENOR. Actualmente, hay cerca de una decena de Colegios, Federaciones de Asociaciones y Escuelas de Ingenieros Industriales, tanto superiores como técnicos, que son miembros de AENOR.

En Normalización, los ingenieros industriales trabajan en cerca de 60 Comités Técnicos de Normalización y otros grupos de trabajo, en asuntos clave para su trabajo diario como seguridad de los productos químicos, materiales y estructuras metálicas, productos de la construcción (incluida su sostenibilidad) o acústica, entre otros. Muchas de las normas son de obligado cumplimiento para los ingenieros industriales porque vienen recogidas en las disposiciones oficiales.

En Certificación, AENOR ha emitido una veintena de certificados a Colegios de Ingenieros Industriales, en todo el territorio español, siendo el más numeroso el del Sistema de Gestión de la Calidad según la norma UNE-EN ISO 9001. 

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