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La Promoción 1963 y afines visitan el hermoso Parque Natural de Asturias


Paseo entre pallozas, en el interior de la Braña. Nos sentíamos en siglos pasados..

Autor: Fernando Alonso García

Fernando Alonso García Doctor Ingeniero del ICAI Promoción 1963 Miembro de la Real Academia de la Historia y del Consejo de Redacción de Anales

Los organizadores del tradicional viaje de todos los años eligieron para el presente 2011 el Parque Natural de Somiedo.

Estaban sorprendidos del escaso conocimiento en nuestro país de este Parque Natural desde 1988, declarado además Reserva de la Biosfera en noviembre del 2000, que ofrece un conjunto insuperable de paisaje, tradición e historia, como se anuncia en el título del artículo.

Plano y rutas de Somiedo. Se reflejan sobre fondo blanco el Lago del Valle y la Braña de La Pornacal, puntos fundamentales del viaje.

Grupo de esposas de nuestros compañeros. Al fondo la fachada de la Casa de Botines.

Nuestro agradecimiento a Luis Fernández Sierra, que con mano sabia dirige y conserva el Parque y desde el primer momento nos dio todo tipo de facilidades para esta visita, dado el elevado número de participantes.

Los dos puntos fundamentales seleccionados como básicos, dada su importancia y las condiciones de los asistentes, han sido el Lago del Valle, el más significativo de los de Somiedo, y la Braña de La Pornacal, insuperable conjunto excepcional y único de 33 pallozas, en ejemplar estado de conservación y todavía en uso para el ganado.

Lagos, ríos, manantiales y fuentes brotan de todos los rincones y nos acompañan con su fresco sonido, como muy bien se expresa en Asturias paraíso natural.

En el plano de la zona de Somiedo se refleja el conjunto del Parque y se destacan sobre fondo blanco los dos lugares citados: Lago del Valle y Braña de La Pornacal.

Como ya es habitual para hacer más completo el viaje se estableció, en el recorrido de ida, una parada intermedia en León.

León

No es posible pasar sin realizar una corta parada por la ciudad leonesa, que se puede considerar como la capital de España, población donde estuvo la Corte, desde el año 910, García I, hasta el 1230, Fernando III, un total de 320 años. Después de Madrid es la segunda ciudad que más tiempo ostentó ese honor.

El recorrido se hizo en sentido inverso de la cronología: comenzamos en el modernismo de la Casa de Botines, seguimos con el gótico de la Catedral y concluimos en el excepcional románico del Panteón de los Reyes de San Isidoro, con parada intermedia para almorzar en el restaurante Zuloaga.


Fachada principal de la Casa de Botines.


Detalle de la victoria de San Jorge sobre el dragón.

Casa de Botines

Es uno de los tres edificios diseñados por Antonio Gaudí fuera de Cataluña, los otros dos son el Palacio Episcopal de Astorga, con clara influencia en la Casa de Botines, y el Capricho de Comillas.

La sociedad Fernández y Andrés de León, sucesora de la fundada por Joan Homs i Botinàs, de ahí el nombre de Botines, realizó el encargo. Gaudí, que entonces trabajaba en el Palacio Episcopal de Astorga, aceptó la propuesta por la cercanía entre las dos ciudades. La obra se realizó a lo largo de 1892.

La estética recuerda los cuentos de hadas con la fachada presidida por la victoria de San Jorge sobre el dragón.

Restaurante Zuloaga


Portal del edificio pintado por Daniel
Zuloaga donde se encuentra el
restaurante.

Forma parte del edifico Zuloaga, construido a principios del siglo XX. Se trata de la antigua residencia del Conde Consorte de Sagasta, en cuyas estancias se conservan los frescos originales. El portal fue encargado a Daniel Zuloaga y considerado Patrimonio Artístico Nacional.

Al concluir el almuerzo, escuchamos con atención las sabias explicaciones de Pili Galiana sobre los monumentos que íbamos a visitar esa misma tarde.

Catedral

Tras un corto paseo, dada su cercanía al restaurante, llegamos a la Catedral.

Nada más acceder a su interior, una vez contemplada la plaza, quedamos anonadados por la inmensa luz y los supremos colores de sus incomparables vidrieras. Comprendimos con razón que los leoneses resalten que su Catedral "no tiene paredes".

San Isidoro

Parte de los asistentes al viaje delante de la Catedral de León.

La abadía de San Isidoro era la última visita programada en la capital leonesa y de manera fundamental el Panteón de los Reyes. Nos impactó contemplar la cumbre de la pintura en su estilo, sin ninguna restauración desde el siglo XII, que algunos expertos consideran en el Románico comparable a la Capilla Sixtina en el Renacimiento.

Notábamos el peso de la historia, no sólo por estar enterrados la mayoría de los reyes y reinas de León, sino por recordar que en este panteón se celebraron en 1188 las primeras cortes parlamentarias europeas, convocadas por Alfonso IX, rey de León, con participación de procuradores, representantes de las villas y ciudades, al lado de nobles y clero.

Dejamos León a media tarde para alcanzar el corazón de nuestro viaje, una vez superado el puerto de Somiedo, al acercarse la noche. Nuestra residencia estaba fijada en el hotel Castillo del Alba en Pola de Somiedo, capital del concejo.


Plaza de la Catedral de León (Libro 3 Días para acercarse
al Arte, página 93).



La Catedral de León "no tiene paredes".

Panteón de los Reyes de San Isidoro con sus asombrosas
pinturas románicas, sin restauración alguna, conservadas de
manera excepcional. En él se celebraron las primeras cortes parlamentarias europeas en 1188 (Libro 3 Días para
acercarse al Arte, página 70).



Panteón de los Reyes de San Isidoro. Vista parcial.

Panteón de los Reyes de San Isidoro. El pantocrator,
todopoderoso en lengua griega, rodeado por el tetramorfos.

Panteón de los Reyes de San Isidoro. La Navidad
anunciada por el ángel a los pastores.

Parque de Somiedo

El segundo día de nuestro viaje comenzamos el recorrido por el Parque de Somiedo, coincidente con el concejo de igual nombre, localizado en la zona central de la Cordillera Cantábrica. Del orden de 1.600 habitantes viven en las 38 entidades poblacionales, ubicadas tanto en el fondo de los valles como incluso en las empinadas montañas –cuya cumbre, El Cornón, alcanza los 2.194 metros– que conforman la región, con una superficie de 29.164 hectáreas. Sólo tres de estas poblaciones, La Pola, Villar de Vildas y Valle de Lago, superan el centenar.

Del conjunto de lagos, lagunas y turberas hemos elegido el singular y bellísimo Lago del Valle.

Lago del Valle

Enclavado al pie de un circo de montañas, la perspectiva nos permite apreciar su origen glaciar. En él se reúne un ideal y representativo conjunto de los paisajes: lago y cumbres.

Sin formar parte del complejo de Saliencia, el más espectacular del Parque, el Lago del Valle, con sus casi 24 hectáreas y una pequeña isla, es el de mayor superficie de todos los de Somiedo. Su profundidad media es de unos 10 metros, aunque alcanza cerca de los 45 m.


Primavera en el Lago del Valle.


Parte del grupo en el Lago del Valle.

Precioso ángulo del Lago del Valle con el reflejo
en el agua de las montañas.

Palloza junto al Lago del Valle.

La Pornacal

Pili Galiana ante una palloza. Se puede ver con total claridad la planta rectangular de la cuadra, cubierta con teito, y el reducido habitáculo, donde se guarecía y pasaba la noche el brañeiro, con la pequeña puerta de acceso al mismo. Visión parcial, en otoño, de algunas pallozas del conjunto de 33 de La Pornacal.

La incomparable visión de la Braña de La Pornacal nos recordaba aquella inolvidable película España insólita, con el fundamental capítulo dedicado a los vaqueiros de alzada y sus permanentes tradiciones. Una vez concluido el invierno, donde residían en sus poblados, se desplazaban a estas brañas en primavera y otoño, subiendo en el verano hasta las de más alta cota, Braña Vieja desde La Pornacal, en base al aprovechamiento siempre de los pastos más frescos para alimentar a sus ganados.

Estábamos inmersos en la historia, quizás en un espacio único en el ámbito mundial. Sentíamos presentes los poblados de los castros celtas, primitiva versión de estas brañas que permanecen todavía en uso.

La visión conjunta y completa de forma panorámica de las 33 pallozas ponía ante nuestra mirada de forma indisoluble Tradición e Historia. El sistema constructivo de siglos pasados se hace patente en los muros de piedra y en la estructura de vigas de madera como soporte de la techumbre, terminada en escobas o piornos, preparadas para resistir el peso de la nieve y su impermeabilización permanente durante siglos, con el mantenimiento y renovación parcial cada año de los vegetales de la techumbre, el teito, así nominado en la zona.

Son de planta rectangular con la cuadra en la única planta y el henil en el desván. Junto a la cuadra una pequeña puerta da acceso al reducido habitáculo, donde se guarecía y pasaba la noche el brañeiro, como muy bien se puede contemplar en la ilustración y se explica en el folleto Somiedo, Parque Natural, Reserva de la Biosfera.

El paseo por el interior de la braña, entre las pallozas, nos trasladaba a siglos pasados, envueltos con su presencia.

La vista parcial, en otoño, de una parte de las 33 pallozas, que forma este insuperable conjunto, define con claridad la totalidad de la braña.

Paseos por los valles

"Las altas y jóvenes montañas, que conforman la orografía característica de Somiedo, forman apretados valles donde surgen hermosos prados y bosques de variada flora", cita tomada de Asturias paraíso natural, que de forma imprescindible deben visitarse.

Cuatro son los valles significados del Parque con el nombre de sus ríos: Saliencia, Valle, Somiedo y Pigüeña, sin olvidar el conocimiento de otros secundarios.


Paseo en la zona del Lago del Valle donde se embalsa
el río del mismo nombre.



En los alrededores de la Braña de La Pornacal.

Paisaje de ensueño en el Valle del Pigüeña.

El más occidental es el regado por el Pigüeña, que fluye de sur a norte. Con origen en la Cordillera Cantábrica, después de pasar por Braña Vieja –ubicada en lo alto del puerto, donde pastaba el ganado en verano, y formada por corros, de planta circular y agrupados por parejas, una para el ganado y la otra para el vaqueiro– alcanza la Braña de La Pornacal.

En su posterior recorrido hacia el norte el río Pigüeña ofrece paisajes de ensueño.

El río del Valle, que se embalsa en el lago del mismo nombre, tiene el recorrido sudeste a noroeste para confluir en su final con el río Somiedo.


Prerrománico asturiano y
románico en San Pedro de
Teverga.


Concejo de Teverga

No podía faltar el desplazamiento al vecino concejo de Teverga para admirar su representativa arquitectura. El acceso es por el puerto de San Lorenzo, collado en la divisoria de los concejos.

Colegiata de San Pedro de Teverga

Templo románico del siglo XI considerado de transición del prerrománico asturiano al románico. Es una muestra de la evolución de estilos, pues conserva elementos de ambos, como tres naves y ábside de cabecera recta, típicos del prerrománico, –junto con el mozárabe, radicado casi en su totalidad en la provincia de León, el más representativo de nuestro país– y sillares escuadrados además de un amplio porche, del románico.

Sorprenden el claustro de madera y de forma especial dos momias de Pedro Analso de Miranda, abad de la colegiata desde 1690 a 1720 y más tarde obispo, inquisidor y consejero de Felipe V, y de su padre, el primer Marqués de Valdecarzana. La inusitada conservación de los cuerpos embalsamados, trascurridas cerca de tres centurias, pues el último de los fallecimientos ocurrió en 1731, en sencillos ataúdes de madera, con vidrio en la parte superior que permite la visión de las momias, necesita una explicación convincente que algunos basan en motivos genéticos considerada su vinculación familiar.

La mañana del último día, totalmente absortos con lo contemplado en Somiedo, sin darnos cuenta entrábamos en la provincia de León, de regreso a Madrid. Allí comenzaba nuestro pequeño recorrido por Babia.


Claustro de madera en San Pedro de Teverga.


Momia de Pedro Analso de Miranda, abad de la colegiata
de San Pedro de Teverga desde 1690 a 1720 y más tarde
obispo, inquisidor y consejero de Felipe V.



Almuerzo en Vega de los Viejos.

La despedida de Babia.

Babia

Cuenta la leyenda que la belleza de la zona es tal que los reyes de León escogían este lugar para su descanso. Al quedar ensimismados con el paisaje reposaban y se olvidaban de sus tareas cotidianas. Esto originó el dicho "estar en Babia", ya que, continúa el mito, cuando en la corte del reino alguien reclamaba al Rey la respuesta era que estaba en Babia. Hoy en día la expresión "estar en Babia" define a cualquier persona distraída o ausente.

Vista parcial de una zona de Babia.

No nos dábamos cuenta de donde nos encontrábamos hasta leer en un cartel de la carretera: "Estás en Babia".

En el restaurante La Posada de Vega de los Viejos, población perteneciente al municipio de Cabrillanes, celebramos la última comida del inolvidable viaje.

Conclusión

Para todos los seducidos por paisajes, tradición e historia que este hermoso Parque atesora, no sólo es aconsejable, sino imprescindible, visitar la incomparable zona de Somiedo.

(Fotografías cortesía del Parque Natural de Somiedo y de Arturo Baeza, Luis Escribá, Benjamín Galiana, Rafael Magallón, Adolfo Martínez Flórez y Luis Nombela).

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