También se incluye el análisis de los resultados de una encuesta de población sobre la Percepción de la Eficiencia Energética en la Península Ibérica en 2007 (Cuadro 3), destacándose que “el mensaje de la necesidad de tomar medidas contra el cambio climático, y por tanto de ahorro de energía, es un mensaje muy extendido en la sociedad, si bien no se ha logrado el nivel de concienciación deseado”.
En el libro se presenta un interesante análisis prospectivo de la evolución de los indicadores de eficiencia energética de España hasta el año 2030 siguiendo la clásica metodología de comparar dos escenarios de evolución de la economía española. El primero (identificado como escenario BASE) mantiene la tendencia actual de crecimiento mientras que el segundo (escenario EFICIENTE) está basado en el cumplimiento de los objetivos y recomendaciones de mejora de la intensidad energética.
Resulta particularmente interesante detenerse en los resultados previstos para el año 2020 y compararlos con los objetivos formulados por la UE.
La energía primaria alcanzaría la cifra de 193 Mtep en el año 2020 para el escenario BASE y 160 Mtep en el escenario EFICIENTE. (Figura 2). Esto supone una reducción del 17,1%, insuficiente de cara al objetivo de la UE de reducir un 20%.
La energía primaria por PIB sería de 148 tep/M€ en el año 2020 para el escenario BASE y de 123 tep/M€ en el escenario EFICIENTE. (Figura 3).
Esto supondría una reducción de la intensidad energética primaria a un ritmo del 2,4% medio anual en el escenario EFICIENTE, significativamente superior a los ritmos de reducción de este indicador en el escenario BASE (1,0%) y claramente superior a los ritmos reales de reducción observados en España en la segunda parte de la década actual 2000-2010 (en los primeros años 2000 la intensidad estuvo en realidad aumentando cada año). (Figura 4).
Para los autores del análisis, si bien no explicitan con detalle los supuestos económicos y tecnológicos de ambos escenarios, “las dificultades de consecución de los objetivos de la UE (Cuadro 4) y específicamente españoles (PAE4+) en materia de eficiencia energética son evidentes”.
El libro incluye un profundo análisis sectorial de los impactos de las medidas de mejora de la eficiencia energética. Siguiendo una metodología ascendente (bottom-up), cada aplicación eficiente identificada se cuantifica en cuanto a la inversión que conlleva y los ahorros energéticos potenciales que consigue (Cuadro 5).
Según la metodología de cálculo y las consideraciones establecidas por los autores, el mayor potencial relativo de ahorro de energía final se podría obtener en el sector residencial y servicios (12,5%), seguido por el industrial (10,9%) y por el transporte (6,8%). Sorprende que los potenciales de ahorro por sectores resulten de esta forma claramente inferiores a los estimados por la Comisión para el conjunto de la UE, aunque la inclusión de los impactos del cambio modal en el transporte, la cogeneración y la generación distribuida podría aproximar más los resultados. (Figura 5).