Causalidad imperfecta
La causalidad es un tipo de relación entre dos entidades: causa y efecto. La causa provoca un efecto, y el efecto sucede a consecuencia de la causa. La causalidad es un proceso directo, cuando A causa B y B es un efecto directo de A, o indirecto cuando A causa C a través de B, y C es un efecto indirecto de A. En este artículo trataremos la causalidad en ambos sentidos, pero fundamentalmente en el segundo.
Dentro del ámbito científico, la causalidad se ve generalmente como una relación precisa: la misma causa provoca siempre el mismo efecto. Pero en el mundo cotidiano, los enlaces entre causa y efecto son frecuentemente imprecisos o imperfectos por naturaleza. La lógica borrosa ofrece un marco adecuado para tratar con la causalidad imperfecta. En éste ámbito, algunas preguntas son [5]:
Un objetivo de este trabajo es proporcionar un proceso semiautomático de extracción y análisis de oraciones causales y condicionales en textos. Las frases recuperadas pueden ser utilizadas como evidencia experimental para verificar hipótesis sobre posibles respuestas a las preguntas antes planteadas.
Causalidad y condicionalidad
Condicionalidad y causalidad presentan analogías y divergencias. Hay muchas oraciones causales que pueden ponerse en términos condicionales. Las leyes científicas son un caso paradigmático: por ejemplo, la primera ley de la termodinámica dice que la causa de que la energía interna de un sistema cambie es que se realice trabajo sobre ese sistema o intercambie calor con otro. Esta ley puede parafrasearse en términos condicionales diciendo que si se realiza trabajo sobre un sistema o bien éste intercambia calor con otro, la energía interna del sistema cambiará. Pero hay enunciados causales que no son condicionales. Por ejemplo, ‘La causa de la muerte de Kennedy fue un disparo’ no admite paráfrasis en términos condicionales (si se dispara a Kennedy, se le mata) porque introduce una posibilidad que puede contradecir la factualidad de un hecho verdadero ya sucedido. Los enunciados condicionales tampoco tienen siempre naturaleza causal. Muchas veces sí, como ocurre en el enunciado condicional de la primera ley de la termodinámica antes aludida. Pero otras veces no, por ejemplo: ‘si salto, me caigo’ expresa una relación entre un acto y una consecuencia más débil que una relación causal. En una relación causal, siempre que se da la causa, se da el efecto. Pero en el enunciado arriba proferido, por ser conjetural, deja abierta la posibilidad a que salte y caiga, pero también a que no salte y caiga, o a que no salte y no caiga. Sólo si a posteriori se vincula con seguridad la caída al salto, y de manera predominante a él, saltar sería causa de la caída. Además, con las partículas ‘si…entonces’ se pueden hacer extraños enunciados, muy infrecuentes en el lenguaje (casi experimentales, se podría decir) donde no hay relación alguna entre antecedente y consecuente, como ocurre, por ejemplo en ‘si 2 es par, Madrid es capital de España’. Son los condicionales materiales, que en ningún caso, obviamente, expresan vínculos causales. Por tanto, aunque no se puede identificar completamente condicionalidad y causalidad, ambas nociones están bastante relacionadas.