Autor: Luis García Pascual
Luis García Pascual Doctor Ingeniero Electromecánico del ICAI (Promoción 1957). Diplomado en Organización Industrial. Profesor Emérito de la ETSI ICAI (UPC).
Yolanda González-Arechavala Doctora Ingeniero Industrial del ICAI por la Universidad Pontificia Comillas y Licenciada en Informática por la Universidad del País Vasco. Actualmente, es Profesora del Departamento de Sistemas Informáticos e Investigadora del Instituto de Investigación Tecnológica de la ETSI ICAI. Sus áreas de investigación están centradas en el análisis de sistemas de seguridad ferroviarios y en el análisis de ciclo de vida y uso de la biomasa como fuente de energía sostenible.
Carlos Martín-Sastre Ingeniero Agrónomo (UPM) y Máster en Investigación en Modelado de Sistemas en Ingeniería por la Universidad Pontificia Comillas. Actualmente es Investigador en Formación del Instituto de Investigación Tecnológica de la ETSI ICAI. Sus áreas de investigación están centradas en el análisis de ciclo de vida y el uso de la biomasa como fuente de energía sostenible.
Palabras clave: Atracción gravitatoria, Relatividad especial, Relatividad general, Espacio-tiempo, Tensor métrico, Curvatura del espacio-tiempo, Líneas geodésicas.
Key words: Gravitational attraction, Especial relativity, General relativity, Space-time, Metric tensor, Space-time curvature, Geodesic lines.
Resumen: En este artículo se recuerdan los efectos de la gravedad sugeridos por Newton partiendo del valor de la fuerza de atracción entre dos masas cualesquiera y, como quiera que los mismos efectos fueron refrendados posteriormente por la teoría de los campos electromagnéticos, la interpretación newtoniana de la gravedad se ha venido utilizando, sin ninguna reserva, durante más de doscientos años. No obstante, en esta interpretación se admitía que la acción de la gravedad se propaga instantáneamente a través del espacio que separa entre sí las dos masas protagonistas de la fuerza de atracción entre ellas. La Teoría de la Relatividad puso de manifiesto que la velocidad de aquella propagación no puede superar la velocidad de la luz (300.000 km/s), afirmación que dio origen a una auténtica crisis científica. Crisis que fue superada gracias a la clarividencia de Einstein y a las aportaciones de eminentes matemáticos (sobre todo Gauss y Riamann) del siglo XIX. Inquietar e ilusionar al lector, frente a la aparentemente extraña interpretación einsteiniana de la gravedad como curvatura del espacio-tiempo ocasionada por la presencia de masas en él, es el objetivo pretendido en este artículo.
Abstract: In this article, we review the effects of gravity indicated by Newton, starting from the value of the pulling force between any two bodies. As these effects were confirmed by the electromagnetic fields theory, the newtonian interpretation of gravity has been used, without any limitation, for more than two hundred years. However, this interpretation admitted that the gravity action is instantly propagated throughout the distance between two bodies that are attracted. The relativity theory highlighted that the speed of such propagation can not be higher that the speed of light (300.000 km/s), which led to a true crisis in the scientific area. This crisis was overcame due to the astuteness of Einstein and the inputs of great 19th century matemathicians (specially Gauss and Riamann). The goal of this article is to rattle and encourage the reader about the apparently bizarre Einstein´s interpretation of the gravity as a space-time curvature, originated by the presence of any mass in it.
Para Newton el mundo era una gigantesca maquinaria de relojería, donde el hombre todo lo podía calcular y todo lo podía medir. Para Einstein, en cambio, es una inmensa distribución de materia a lo largo del espacio y con el transcurrir del tiempo, donde el hombre puede soñar (John Weeler -1911-2008).
Sir Isaac Newton (1643-1727) ocupa, por muchísimas razones, un puesto muy destacado en la Historia de la Ciencia, aunque, desde la perspectiva de este artículo, únicamente mencionaremos los cuatro motivos siguientes:
en la que:
G es la constante de gravitación universal (6,67259. 10-11kg-1m3s-2).
M la masa de la Tierra.
m la masa de la manzana.
r la distancia entre ellas.
No obstante, Newton ponía cierta sordina ante sus aportaciones a la Filosofía de la Naturaleza cuando en una de sus cartas manifestaba que "la gravedad sea innata, inherente y esencial para la materia de tal manera que un cuerpo pueda actuar sobre otro, a distancia, a través del vacío y sin la mediación de ninguna otra cosa por la cual y a través de la cual se pueda transmitir la fuerza entre estos cuerpos (del uno al otro y del otro al uno), es algo completamente absurdo. Debe haber un agente que cause la gravedad actuando constantemente de acuerdo con ciertas leyes que dejo a la consideración de mis lectores".
Por otra parte, también es interesante recordar que el hecho de que la interpretación newtoniana de la gravedad describiera con precisión matemática sus "efectos", aunque omitiera establecer sus "causas", ya debía colmar las aspiraciones de Newton; puesto que, en alguna ocasión, afirmó "yo no hago hipótesis, constato hechos".
A pesar de estas limitaciones, en la propuesta newtoniana sobre la gravedad, la Ciencia se acomodó con tal entusiasmo y tan fuertemente a ella que, durante más de 200 años, nadie se atrevió a afrontar el reto lanzado por Newton e inte ntar descubrir el verdadero "agente motivante" de sus efectos, efectos que, con tanta precisión, él había puesto de manifiesto. Albert Einstein (1879-1955), a pesar de su intuición para percibir las entrañas ocultas que rigen el comportamiento de la Naturaleza y de su facilidad para razonarlas, necesitó diez años de trabajo (de 1905 a 1915) y el consejo y la ayuda de su compañero de clase Grossman (1878-1936) para estudiar y aplicar los hallazgos obtenidos por la pléyade de los insignes matemáticos alemanes de los siglos XVIII y XIX –sobre todo por Gauss (1777-1855) y por Riemann (1826-1866). La genialidad de Einstein y la profundidad de las sugerencias de Gauss y de Riemann sirvieron para conocer y explicar mejor la gravedad.
Si Newton supo cuantificar los "efectos" de la gravedad pensando en la caída de una manzana, Einstein mejoró su comprensión razonando también sobre la supuesta caída de un posible despistado que, sobrepasando los límites de la terraza de un edificio, situado frente a la ventana de su mesa en la oficina de patentes donde trabajaba en Berna, pudiera precipitarse al vacío y cayera hacia el suelo (como la manzana) con idéntico movimiento, aunque percibido por Einstein con diferente mentalidad a la preconizada por Newton. Si Newton vio en la caída de la manzana una fuerza, Einstein en la caída del despistado consideró sobre todo una aceleración en el movimiento relativo entre el desgraciado que se desplomaba en el vacío y él que lo contemplaba sentado en su silla.
Newton, anclado en el determinismo clásico, pensaba que el valor tanto de cualquier intervalo de espacio como de cualquier intervalo de tiempo, ambos medidos con sus propios aparatos de medida por distintos observadores, eran idénticos aunque entre los distintos observadores hubiera movimiento relativo y, en consecuencia, tanto el espacio recorrido por la manzana como el tiempo empleado en recorrerlo eran iguales en el "sentir" de Newton, sentado al pie del manzano, y en el "pensar" de otro posible observador moviéndose solidariamente con la manzana. Bajo este supuesto, Newton más o menos razonaría de la siguiente manera:
y de aquí inmediatamente deduciría:
dividiendo ambos miembros por m, obtendría por fin la aceleración con la que descienden tanto la manzana de Newton como el despistado en el que, más de doscientos años después, pensara Einstein. El valor de esta aceleración será:
Un siglo más tarde, la propuesta de Newton se encuadró en un nuevo marco de comprensión gracias al concepto de campo que, en el estudio del electromagnetismo, introdujo con tanto éxito Faraday (1791-1867). Efectivamente, considerando que la masa M de la Tierra genera en todo el espacio X, Y, Z que la rodea un campo con potencial Φ de atracción hacia su centro de valor , que como consecuencia de dicho campo aparece una fuerza de atracción sobre la unidad de masa que vale:
y que, si en [4] se sustituye Φ por su valor teniendo en cuenta que la atracción de la Tierra sobre la masa de la manzana tiene la misma dirección pero sentido contrario a Z, la expresión resultante coincide con la ecuación [3] propuesta con más de 100 años de antelación por Newton.
Einstein encontraba en los razonamientos de Newton ciertos supuestos no asumibles. Entre ellos citemos:
En su intento por superar todas estas incoherencias, Einstein analizó, con su proverbial sagacidad, algún detalle que, siendo común en el sentir pro pio del supuesto observador solidario a la manzana y en la sensación del despistado individuo cayendo desde la terraza, pudiera orientar hacia una interpretación nueva de la gravedad libre de las incoherencias de la interpretación newtoniana. En este análisis nuestro genio se percató de que:
Einstein cohonestó la presencia de la fuerza antes de la caída y el concurso de la aceleración a lo largo del tiempo en que ocurría la misma, explicitando a qué o a quién se aplicaba la fuerza en el primer caso y entre qué existía aceleración en el segundo. Para ello razonó de la siguiente forma:
En consecuencia, para Einstein era necesario estudiar el proceso de la caída de la manzana en ambos sistemas de referencia bajo las siguientes circunstancias:
y de la misma forma:
Si, en lugar de estudiar el desplazamiento δZ ≠ δz en el tiempo δcT ≠ δct, pensáramos en un desplazamiento elemental durante un tiempo también elemental se tendría:
y:
Para encontrar la relación entre la formulación matemática del mismo fenómeno desde uno y otro sistema de referencia tanto para dcT y dct como para dZ y dz, Einstein sabía, por su Teoría de la Relatividad Especial, que, en cualquiera de los dos sistemas de referencia, no podían establecerse relaciones matemáticas de espacios por un lado y de tiempos por otro sino que, entre dos eventos correspondientes a dos puntos y en dos instantes infinitamente próximos, en cada uno de los dos espacios temporales (el x, y, z, ct para el observador o y el X, Y, Z, cT para el observador O), era necesario trabajar con los correspondientes intervalos en el espacio de cuatro dimensiones, siendo para o el cuadrado del intervalo:
e, igualmente, para O:
Estos cuadrados de los intervalos, en el caso particular de la caída de la manzana, serán para o:
(ya que para él dx=dy=dz=0) y para O:
(suponiendo que la caída es vertical y que por tanto en el sistema de referencia de O dX = dY= 0)
La Teoría de la Relatividad establece, en función del movimiento relativo entre los dos observadores o y O, la posible relación entre (ds)2 y (dS)2. Aplicando dicha teoría, se puede calcular la relación entre los desplazamientos y los tiempos, medidos por el observador o y los medidos por el observador O, para la caída de la manzana.
Antes de calcular la relación pretendida entre los cuadrados de los intervalos en el caso particular de la caída de la manzana, vamos a detenernos un momento en estudiar esta relación en el caso completamente general para aplicar, después, las conclusiones obtenidas a nuestro caso concreto. Para este análisis previo en el caso general pensemos en un cambio de variables en las ecuaciones [5] y [6] haciendo, respectivamente:
y
Con estos cambios de variables se puede escribir, de forma condensada, que:
y que:
Conviene generalizar las ecuaciones [9] y [10], por un lado, y las [7] y [8], por otro, recordando que, al trabajar sobre superficies curvas en los respectivos sistemas de referencia, las coordenadas son coordenadas curvilíneas sobre las correspondientes superficies curvas. En este punto Einstein, aconsejado por Grossman, se apoyó en la geometría diferencial desarrollada por Gauss y, posteriormente, generalizada por Riemann puesto que:
Pueden resumirse las aportaciones de Gauss y de Riemann diciendo que:
Desarrollando la ecuación [11] se puede escribir que:
sabiendo que g11, g12 = g21 y g22 dependen únicamente de las coordenadas curvilíneas del punto P desde el que se pretenda calcular da distancia entre los dos puntos P y P+dP de coordenadas curvilíneas respectivas u1, u2 y u1+du1, u2+du2.
siendo
un tensor en el que cada una de sus dieciséis componentes (simétricas ya que gik=gki) es función de las cuatro coordenadas curvilíneas del punto P.
Esta ecuación en forma condensada quedaría reducida a:
siendo i, k = x, y, z, ct.
Puede concretarse todo lo anterior diciendo que:
En nuestro caso de la caída de la manzana concurren las siguientes circunstancias particulares:
y para o:
Por lo tanto, la relación entre el cuadrado del intervalo de un desplazamiento infinitesimal de la manzana visto por Newton y el mismo cuadrado del intervalo visto por el observador solidario a la manzana vendría dada, de acuerdo con la extrapolación de Riemann a las conclusiones de Gauss, por:
y operando:
Si dividimos la expresión anterior por dt2 tenemos:
Por otra parte y de acuerdo con la respuesta de Einstein, en representación matemática, la manzana se mueve en el sistema de referencia x, y, z, ct (sometido a la aceleración g respecto al sistema de referencia X, Y, Z, cT) libre de acciones exteriores y, por lo tanto, a lo largo de una geodésica ⎡ sobre una superficie curva en el espacio-tiempo x, y, z, ct. Para estudiar con cierto detenimiento este movimiento y compararlo con el movimiento preconizado mediante la Teoría de Campos según los criterios de la Mecánica Clásica pensemos que:
y desarrollando esta ecuación:
Eliminando factores comunes y teniendo en cuenta el signo de vz podemos decir que:
Como consecuencia de todo lo anterior, la ecuación [18] con el potencial escalar g se convierte, en cada punto de la geodésica del movimiento de la manzana, en:
ecuación en la que:
xi es la componente del desplazamiento del punto material en cada punto y sobre cada una de las cuatro coordenadas al desplazarse el punto material (la manzana) a lo largo de la geodésica ⎡.
xη y, análogamente, xτ representa también cada una de las cuatro componentes del desplazamiento del punto material y en cada punto de la geodésica.
representa la variación de la componente xi en función de la variación (en la unidad de intervalo) en cada punto de cada una de las componentes del desplazamiento a lo largo de ⎡.
A partir de [19], pasando al parámetro de referencia tiempo, se puede obtener, por un lado, la correlación entre la ecuación del movimiento a la luz de la Mecánica Relativista y bajo la óptica de la Mecánica Clásica y, por otro, (ver apartado siguiente) los valores de los potenciales correspondientes a cada punto de la geodésica. En efecto, para cambiar de parámetro, la ecuación [19] se transformará en:
Y teniendo en cuenta la ecuación [17] se puede escribir que:
Ahora bien, en el caso de la caída de la manzana,
es nulo excepto cuando
luego [21] se convierte en:
ecuación en la Mecánica Relativista para la caída de la manzana equivalente a la ecuación [18] en la Mecánica Clásica.
En la propuesta de Newton (aplicando la posterior Teoría de Campos) se obtenía, para la caída de la manzana en el espacio X, Y, Z de Euclides, que:
mientras que con la Teoría de la Relatividad General la ecuación [22], en el mismo caso de la caída de la manzana, se puede expresar diciendo que
pero como quiera que
(esto está fuera del alcance de este artículo y se deduce fácilmente a partir de los símbolos de Christoffel), dicha ecuación [22] alcanzará la forma:
luego, comparando [23] y [24], puede escribirse que:
y como
la relación entre la componente del tensor de los potenciales de Einstein y el potencial gravitatorio vendrá dada por:
De todo lo anterior podemos deducir, al relacionar la genial respuesta relativista de Einstein con la propuesta determinista de Newton, entre otras muchas posibles, las dos conclusiones siguientes: