Deseo que mis primeras letras sean de petición de perdón a Alberto, porque dada su sencillez estoy seguro de la incomodidad al leer, desde el más allá, estas sinceras líneas, que brotan del fondo de mi alma.
Resulta fundamental, me atrevería a decir imprescindible, el conocimiento a lo largo de la vida de referencias fundamentales fuera de la familia.
Es difícil, casi imposible, tener la dicha de alcanzar un logro tan trascendente y definitivo.
Alberto García Crespo ha sido, y permanecerá siempre presente en mi memoria, un ejemplo a seguir.
Cuando yo era un bebé y vivía en casa de mis padres en Valladolid, que compartían vivienda con Jesús Galindo y Pepita Crespo, tíos de Alberto -nos encontramos a finales de los años 30- él me paseaba por el Campo Grande de Valladolid. Así me lo comentaba en varias ocasiones. Hace tantos años comenzó nuestro contacto.
Me atrevo a comentar su profundo arraigo a dos facetas de la vida: la ciudad donde nació, Astorga, y la carrera que estudió, Ingeniero del ICAI. Tenía tan unidos estos dos conceptos que en la década de los 50, del siglo pasado, pese a ser ICAI la escuela de ingeniería con menor número de alumnos, más del 50% de los astorganos, que entonces comenzábamos la carrera de ingenieros, nos matriculamos en ICAI. Durante años me he preguntado la razón entonces incomprensible, aunque con el trascurso del tiempo he encontrado la explicación: era Alberto, aunque sin quererlo por el ejemplo pleno de sencillez, que todos admirábamos sin darnos cuenta. ¡Qué difícil, casi imposible, seducir por sencillez! La Escuela de Ingenieros le ha considerado y reconocido como un profesor ejemplar. He tenido la dicha de haber sido su alumno en la carrera, y compartir también la ciudad de nacencia.
Sin su presencia Astorga y el ICAI no serán iguales: las calles de Astorga, donde pasaba casi la mitad del año, notarán un vacío irrellenable. Su alegría permanente sobre el carrito, dada su limitación desde hace tantos años, que le permitía ir de compras en solitario por las calles sin aceras de la ciudad, servía para aliviar las penas con su ejemplo y nos llenaba de consuelo a sus vecinos y amigos.
El ICAI ha perdido un santo y seña trascendental. La Escuela se queda sin la referencia fundamental de un maestro durante décadas. El año pasado mi promoción celebró los 50 años de terminación de la carrera, y tuvimos todos un recuerdo especial para él.
Permanecerá dentro de mí la dicha de su amistad y ejemplo, como referencia excepcional.
Fernando Alonso García
Doctor Ingeniero Electromecánico, falleció el 26 de febrero. Fue presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros del ICAI y, en la actualidad, formaba parte del Consejo de la Asociación. Andrés pertenecía a la promoción que inició el primer curso de la carrera en Madrid en 1939, recién terminada nuestra contienda nacional. Además, era Profesor de Investigación jubilado del CSIC, donde desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en el ámbito de la investigación en Física Aplicada, en particular en la Acústica, campo donde ha gozado de un reconocido prestigio a nivel nacional e internacional. Fue Real Académico de la Real Academia de Doctores de España y colaboró también de manera muy activa, hasta hace sólo tres años, con el Instituto de Ingeniería de España, siendo Presidente del Comité de Terminología desde el año 2006 hasta el 2010. Sobre su participación en el IIE publicamos en ANALES una interesante entrevista en el número de mayo-junio de 2010. http://www.revista-anales.es/web/n_2/seccion_1_2.html.
Desde la Asociación siempre le recordaremos con un enorme cariño y una profunda gratitud por su apoyo constante a nuestras instituciones que fue reconocido a través de la concesión, en 2009, de la Distinción de la Asociación.