En esta entrevista conoceremos a Isabel Navarro Fernández de Caleya, Ingeniero Industrial y actualmente Directora General de la Fundación Créate. La Fundación Créate es una iniciativa de la sociedad civil que promueve una cultura emprendedora desde la escuela. Las personas e instituciones que participan en este proyecto tienen diferentes inquietudes y sueños, pero comparten un deseo común: contribuir a la formación de personas con ilusión, capaces de generar ideas y creer en sí mismas para llevarlas a cabo.
En la Fundación Créate creen que la educación desde etapas tempranas es vital en el desarrollo de actitudes y valores que ayuden a los alumnos a ser capaces de vivir en el presente y a estar preparados para un futuro en continuo cambio. Es un punto de partida esencial para el trabajo en etapas posteriores de la educación, en las que podrán profundizar con metodología y herramientas concretas para emprender.
Proponen una metodología basada en el aprendizaje vivencial y en la experimentación continua. A través de un proyecto concreto, los alumnos aprenden la importancia de explorar en su entorno buscando aportar soluciones innovadoras que generen valor.
Todo esto se puede aprender. Y la escuela, los maestros, la familia y la sociedad civil tienen una responsabilidad y un papel decisivo.
Soy Ingeniero Industrial y he trabajado y estudiado en varios países. Llevo 12 años en España, donde comencé en ENDESA Telecomunicaciones; luego me contrató la consultora francesa Alma Consulting Group para lanzar el área de Innovación en el mercado español. Desde 2002 hasta 2011 estuve dedicada a la creación y operaciones de este área de la empresa, trabajando con empresas, Centros Tecnológicos, Clusters y Administración Pública en proyectos y en políticas de I+D+i. De 2006 a 2007 realicé un Executive MBA en ESADE en Madrid, que fue para mí una oportunidad maravillosa de aprendizaje compartido. Previo a España estudié un semestre en la Universidad de Karlruhe, en Alemania. Venía de trabajar en Venezuela en la principal operadora móvil del país, desarrollando nuevos servicios como la banca móvil y m-commerce. Allí simultaneaba el trabajo con un proyecto social que había co-fundado en mi época universitaria, la Asociación Patrocinio al Talento, dedicada a apadrinar jóvenes de secundaria en institutos de zonas deprimidas de Caracas. Durante los estudios de mi carrera de Ingeniería Superior en la Universidad Simón Bolívar, realicé mi último año en la Université de Technologie de Compiègne (Francia), desarrollando mi proyecto de fin de carrera en División Internacional RENAULT, apoyando el desarrollo de los proyectos en países emergentes.
Mi rama de Ingeniería es aquella que, si bien es más generalista, es la que te permite abordar y estudiar una variedad de distintos campos del conocimiento, conectarlos y relacionarlos entre sí para después llevarlos a la práctica, buscando su aplicación inmediata. Creo que soy una persona con curiosidad por muchas cosas muy diversas y mi carrera ahora, a casi 20 años vista de cuando tomé la decisión de estudiarla, estoy convencida de que era la idónea para mí: me permitía abrir mi visión y conocimiento en campos muy variados y a la vez continuamente plantearme retos y problemas a resolver. Dicho esto, la ingeniería en mi opinión me ha brindado una estructura, una forma de abordar problemas, situaciones y de estructurarlos y organizarlos. En la Fundación, que la co-dirijo con la VP Ejecutiva, Margarita Ortiz, creo que es algo que resulta muy útil.
El proyecto de la Fundación Créate surge de un grupo de personas entre las que me encontraba yo que soy co-fundadora de la Fundación. Y surge ante una necesidad que considerábamos de vital importancia para nuestra sociedad: el trabajar intentando aportar herramientas a las futuras generaciones en España hacia un modelo más sostenible en el tiempo.
Isabel Navarro junto a Margarita Ortiz, vicepresidenta, y Jesús Sainz Muñoz, presidente de la Fundación.
En los apenas dos años de actividad que lleva la Fundación, he de decir que estamos sumamente contentos con el trabajo que llevamos realizando, al ver los resultados tan satisfactorios en los colegios. No se trata sólo de los alumnos a quienes se les imparte el programa de educación emprendedora, sino lo profesores, directores y padres. En ese sentido, los profesores son nuestro motor y nuestra razón de ser y cuando recibimos su feedback y sus evaluaciones, es cuando sabemos si lo estamos haciendo bien o no. En ese sentido, las mayores dificultades no las hemos encontrado en los centros educativos, sino en lograr una captación de fondos sostenida en el tiempo. La Fundación se financia principalmente de fondos de entidades privadas y es algo que con apenas dos años de andadura representa un área de continuo esfuerzo para nosotros.
La Fundación Créate se plantea en el corto plazo (en el próximo año) contar con un núcleo de unos 25-30 centros educativos (de todo tipo de enseñanza: pública, concertada y privada) en los que el programa funcione y se integre exitosamente en el proyecto educativo de su centro. En el medio-largo plazo, queremos que este programa pueda ser una opción real para todo centro educativo –y en especial, del sistema público– de cualquier comunidad autónoma, tanto en el último ciclo de primaria, como en la ESO. Asimismo, la Fundación quiere desarrollar un programa específico para alumnos de la ESO con riesgo de abandono escolar. Sería un programa orientado a dotarles de herramientas que les sean realmente útiles para plantearse en primer lugar, no abandonar sino continuar hacia una FP, y en segundo lugar, que lo que hagan les sirva para crear una actividad propia, que el emprendimiento sea una salida REAL para este colectivo, actualmente desvinculado de los circuitos de emprendimiento o de autoempleo.
Desde la Fundación trabajamos con emprendedores de colectivos y campos muy variados, ya que existen distintos momentos en nuestro programa en el que asisten a los colegios para trabajar alguna sesión con los alumnos. Quiero decir que estamos en continuo contacto y conocemos la realidad de los emprendedores y empresas (en los dos cursos escolares que lleva nuestro programa ya llevamos más de 300 profesionales que han participado directamente en el programa). Dicho esto, creo que hay cada vez más personas –tanto jóvenes como con experiencia– que se plantean y que quisieran lanzarse a crear un proyecto propio; incluso mucho más de lo que se comunica y lo que la opinión pública piensa. Esto es una muy buena señal; sin embargo, aún queda muchos más para que sea representativo y por tanto podamos ver sus efectos en nuestra sociedad y en nuestra economía. Desde las AAPP competentes en Educación, ayudaría mucho si pudiesen establecer un marco favorable al aprendizaje experimental y vivencial, a la integración de los conocimientos mediante el aprendizaje por proyectos, logrando el pensamiento crítico y la solución de problemas al buscar continuamente la aplicabilidad de los conocimientos aprendidos. Necesitamos igualmente que los centros puedan contar con horas de su programación para introducir programas como el nuestro, respaldado en la normativa que los legisla.