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Celebración del 50 Aniversario de la Promoción 1962 en La Rioja

Con motivo del 50 Aniversario de la finalización de la carrera de la Promoción de 1962, un pequeño grupo decidió plantear al conjunto de supervivientes si les parecía interesante el tener un primer encuentro durante un fin de semana (previo al que la Escuela organiza de forma oficial en el mes de octubre), a efectos de tener tiempo de reconocernos, contarnos nuestra vida durante estos años, cuántos hijos y nietos acumulábamos y, muy importante, de qué enfermedades disfrutábamos y cuántas pastillas tomábamos al día.

Hubo una primera fase, muy laboriosa, de conectar con toda la promoción, hacer un listado de direcciones, teléfonos, correos electrónicos, DNI, y nombres de las esposas, que por supuesto eran las principales invitadas.

Cumplido este trámite se pasó a seleccionar, mediante votación democrática, entre cuatro posibles destinos, cuál era el preferido, resultando elegida La Rioja por reunir en un reducido espacio, además de hermosos paisajes, monumentos de gran interés y muy buena comida, elemento este último muy a tener en consideración.

Como fecha de la reunión se eligió la última semana de mayo, a efectos de que la temperatura fuera agradable (no hay que olvidar que la media de edad de los participantes era de 74 años, por supuesto la de los hombres, ya que la de las esposas era mucho menor), el campo estuviera en su esplendor, los días fueran largos y se hubiera pasado la temporada de primeras comuniones que para los abuelos son de obligada asistencia.

La promoción se componía en origen de 33 Ingenieros, de los cuales en estos 50 años habían fallecido 4. De los 29 restantes, por distintas razones (desgraciadamente la enfermedad era la más recurrente) no pudieron asistir 12. El grupo final, incluyendo las esposas, era de 35 personas. De entre los asistentes hay que destacar especialmente la fuerza y el valor de Pepe Bretón y Luis Iceta, que no permitieron que sus problemas médicos les impidieran reunirse con los amigos, además del coraje de Ricardo Cebrecos, que no dudó un instante en volar desde Perú para la celebración.

Salimos de Madrid en autobús el viernes 25 de mayo a las dos de la tarde. Previamente pasamos el obligado trámite de escuchar y decir: "si me cruzo contigo por la calle no te hubiera reconocido", "pues yo a ti tampoco", "hay que ver qué bien estás", etc.

Llegamos a Santo Domingo de la Calzada y nos alojamos en el Parador Bernardo de Fresneda, donde nos esperaban los compañeros que venían de Cataluña y el País Vasco. Durante todo el viaje se siguieron compartiendo recuerdos, anécdotas y noticias sobre el estado de los ausentes que continuaron durante la cena y posterior tertulia.

El sábado 26, después del desayuno, salimos hacia San Millán de la Cogolla, donde visitamos los monasterios de Suso y Yuso.

El monasterio de Suso se asienta en la ladera de un monte, sobre las cuevas en que se alojaba la comunidad de eremitas formada por San Millán en el siglo VI. Posteriormente, entre los siglos VI y IX, se levantó un cenobio visigótico que se amplió en estilo mozárabe y finalmente en estilo románico. En el interior se encuentra el sepulcro de San Millán y en el pórtico de entrada las tumbas de los Infantes de Lara.

El monasterio de Yuso tiene su origen en un monasterio románico de los siglos X y XI sobre el que, entre los siglos XVI a XVIII, se alzó el actual que, como todo edificio cuya construcción se alarga por tres siglos, tiene partes de distintos etilos, en este caso góticas y renacentistas. Son de destacar el retablo de la iglesia, la sacristía que conserva sin necesidad de restauración los colores de los frescos de los techos, la colección de cantorales, la réplica de los marfiles románicos de la arqueta relicario de San Millán y un facsímil del códice, escrito en latín en el año 964, donde aparecen en los márgenes comentarios escritos por primera vez en castellano y euskera (glosas emilianenses).

Después de comer en la Hostería del Monasterio, salimos hacia Nájera para visitar la iglesia de Santa María la Real, construida en el siglo XI por el rey de García Sánchez III, del reino Nájera-Pamplona, para que sirviera de panteón real para los miembros de su dinastía. Posteriormente entre 1432 y 1516 se construyó la iglesia actual, en estilo gótico, que aloja el panteón real, un magnífico retablo y, sobre todo, un claustro gótico-plateresco que por si sólo merece el viaje.

Después de la visita volvimos a Santo Domingo de la Calzada, donde visitamos la catedral que se comenzó a construir en el año 1158, alargándose hasta el siglo XVIII. Destacan en ella el magnífico retablo renacentista obra de Damián Forment, el mausoleo de Santo Domingo y el gallinero gótico de piedra policromada, que aloja un gallo y una gallina vivos en recuerdo de un milagro del Santo (Santo Domingo de la Calzada donde cantó la gallina después de asada).

Asistimos después a la Misa en la que el delegado de la promoción hizo unas peticiones en recuerdo de nuestros compañeros desaparecidos, que fueron encomendados también por el Sacerdote en el "Memento de Difuntos". Y aquí se produjo un nuevo milagro de Santo Domingo, ya que coincidieron en el mismo acto las oraciones por los Ingenieros del ICAI presentes y ausentes, un homenaje a un feligrés que se retiraba después de haber prestado durante muchos años sus servicios a la Parroquia y el funeral de "cuerpo presente" de un parroquiano que había muerto el día anterior. Y tan distintos eventos sin que el Párroco perdiera su compostura y sin que ninguno de los afectados se sintiera postergado. Después, volvimos al Parador para cenar, charlar y disfrutar de un merecido descanso.

El domingo 27, después de desayunar, nos despedimos del Parador y salimos en el autobús con rumbo a Laguardia, en la Rioja alavesa.

Nuestro primer objetivo era visitar la iglesia de Santa María de los Reyes, construida entre los siglos XII al XVI, y sobre todo su asombroso pórtico gótico policromado que, al estar dentro de un atrio cerrado, mantiene todo el colorido original.

Después de pasear por las estrechas calles de Laguardia, con su antiguo caserío perfectamente conservado, nos dirigimos a las bodegas Ysios, cuyo proyecto de edificación es de Santiago Calatrava, tan espectacular como en él es habitual. Hicimos una visita guiada por los distintos departamentos, siguiendo el proceso de elaboración del vino y terminando en el amplio comedor con magníficas vistas sobre los viñedos, donde disfrutamos de nuestra última comida juntos.

Por último, nos despedimos de los compañeros de Cataluña y País Vasco, y el resto volvimos en el autobús a Madrid, entre chistes y canciones, donde nos despedimos prometiendo volvernos a reunir el próximo mes de octubre en la celebración oficial organizada por la Escuela, seguros de que entonces nos reconoceremos a la primera.

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