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El compromiso de nuestra Asociación con los jóvenes ICAI

Queridos lectores:

En estas líneas deseo dar continuidad a mi carta anterior en la que trataba del "merecido homenaje a nuestros mayores" y, cambiando ahora de edades, quiero dirigirme de una forma especial al grupo de los "jóvenes".

El crecimiento numérico de las promociones más recientes ha llevado a que el 42% de los egresados como ingenieros de nuestra Escuela a lo largo de la historia acabaran la carrera a partir del año 2000, pudiendo afirmar que estas promociones están aproximadamente entre los 23 y los 40 años.

No sólo ha cambiado el número de los egresados cada año, que ha ido progresando de los 10/20 de los primeros cursos a los 30/50 de los años 60 a 80, llegando en las recientes promociones a unos 120/140. Hay también otros cambios producidos en línea con los acontecidos en la sociedad durante este periodo. Me gustaría destacar los más significativos en aquello que atañe más directamente a las relaciones bidireccionales con nuestra Asociación.

"La actividad de los ICAI está ahora diseminada en multitud de diferentes líneas de actividad en las que podemos destacar, junto con las originales, las relacionadas con la informática, la consultoría o los servicios financieros"

En los aspectos de formación técnica hay que destacar, en el origen de nuestros primeros ingenieros, su profunda preparación concentrada en las especialidades de electricidad y mecánica. Pese a no poseer un título oficial, ya que el reconocimiento del mismo se alcanzó en 1950, ellos participaron muy activamente en el desarrollo eléctrico de España, siendo también muy importantes sus aportaciones a la evolución de la técnica y de la fabricación, que no sé si ya en aquella época se llamaría I+D o simplemente mejora de la fabricación.

La formación técnica actual se ha visto afectada por la mayor dispersión de los conocimientos, por las nuevas tecnologías, inexistentes en aquellos momentos iniciales, y por las nuevas titulaciones académicas. La electromecánica se ha ido ampliando con electrónica, organización industrial, automática, informática, telemática… y, en un futuro próximo, se ofrecerá la posibilidad de cursar, junto con el título de ingeniería, el de administración y dirección de empresas.

Todo ello ha conducido a que la actividad de los ICAI esté ahora diseminada en multitud de diferentes líneas de actividad en las que podemos destacar, junto con las originales, las relacionadas con la informática, la consultoría o los servicios financieros. Desde el punto de vista de los niveles de responsabilidad, es elevado el porcentaje de ingenieros que ocupan puestos gerenciales y de máxima relevancia en empresas de gran tamaño.

En los aspectos sociales, los cambios anteriores, sumados a los habidos en toda la sociedad que nos rodea, han podido dar lugar a una menor valoración del asociacionismo y a dificultar, en las promociones más jóvenes, el sentimiento de pertenencia al colectivo ICAI. Son elementos que van en contra del mantenimiento del sano espíritu de piña que siempre nos ha caracterizado y del que nos sentimos orgullos por el fuerte compromiso de generosidad hacia los demás que significa. Valga como dato que los que suponen el 42% de los ICAI sólo representan el 33,8% de nuestros asociados.

"Para los miembros de la Junta de la Asociación, de la Secretaría y para mí mismo, nuestra preocupación más importante es conseguir que todos los jóvenes de nuestro colectivo sintáis el orgullo de ser ICAI y de vivir sus valores, que os unáis a nuestra Asociación sintiéndoos parte integral de ella, participando activamente, ofreciendo vuestras capacidades y demandando lo que necesitéis"

Para los miembros de la Junta de la Asociación, de la Secretaría y para mí mismo, nuestras preocupaciones más importantes y constantes son conseguir que todos los que formáis esa importante parte joven de nuestro colectivo sintáis el orgullo de ser de ICAI y de vivir sus valores, que os unáis a nuestra Asociación sintiéndoos parte integral de ella, con participación activa y creativa en sus actividades, ofreciendo vuestras valiosas capacidades y demandando aquello que tenga un valor auténtico para vosotros.

A estos fines va dirigido nuestro esfuerzo y quehacer diario. Queremos acercarnos a vuestro sentir y a vuestras necesidades, haciendo de la Asociación un órgano vivo que sepa evolucionar también acorde con las demandas y la evolución de la sociedad actual, todo ello sin dejar de defender los valores, que nunca cambiarán, de nuestro espíritu ICAI, espíritu quizás difícil de definir, pero del cual forman sin duda parte la profesionalidad y asunción ética de las responsabilidades, el sincero compañerismo del que antes os hablaba y la valoración de nuestro trabajo como una aportación a la humanidad y con una proyección transcendente.

Sé que vuestra juventud os puede conducir a preguntaros: para qué quiero la Asociación, qué me aporta si voy a estar fuera de España, si puedo sustituirla por mis contactos a través de las redes sociales... Uno de los grandes valores del ICAI es ese compañerismo intergeneracional que mencionaba anteriormente.

Es mucho lo conseguido a lo largo de la historia de nuestro colectivo y ello se ha logrado gracias a la excelente formación recibida en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros del ICAI y a la gran labor que, desde la fundación de la Asociación en 1920, todos los compañeros que forman las promociones anteriores a las vuestras han realizado siempre en defensa de nuestros intereses.

Vamos camino de nuestro centenario y podéis estar seguros de que, mientras haya ingenieros del ICAI, siempre existirá la Asociación. Os animo a ser miembros de ella y a participar en todas sus actividades de una forma activa; la Asociación y los ingenieros del ICAI siempre estaremos junto a vosotros.

Como siempre, a vuestra disposición.

Un cordial saludo

Román Escudero Gallego
Presidente/Decano

 

P.D.: Os invito a leer el interesante artículo: "Los avatares de una comunidad siempre útil: un recorrido por la historia de nuestra Asociación", de nuestro compañero Luis Alberto Petit publicado en ANALES, enero-febrero de 2014.

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